Embriagados

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Fue en una de esas noches de verano, una noche de densa oscuridad apuñalada por la luz de las estrellas y el pasado. Observaba el dichoso universo desde mi presente existencia. No había luces artificiales, ni tampoco había fuego sobre las rocas, el lago permanecía a nuestros pies y su oleaje desprendía un sonido tenue de olas pequeñas rompiendo contra las piedras y la arena en la orilla.

Teníamos una botella de ron para darnos calor en lo que era una noche fría pese a la estación del año, la beberíamos hasta embriagarnos en nuestra propia existencia, hasta que las cosas fueran irreales. Esperábamos la luna salir, sabíamos que surgiría tras las montañas, y sería parte del manto estrellado, sería la luz que se reflejaría en el agua y dejaría ver más allá, aunque fuese solo por un momento. Las montañas que se veían en dirección sur eran asediadas por una tormenta que se alejaba, pero que dejaba rayos caídos y el suelo húmedo. Era un espectáculo impresionante que nos deslumbraba sentados en el borde del lago.

La botella iba a la mitad y decidimos desprendernos de la vanidad, nos desnudamos sin observarnos, solo nos entregamos a la luz lunar y la oscura tempestad, y nos sumergimos en la soledad del agua que era sostenida por un lugar dormido en algún rincón del planeta.

Tal vez tuvimos ganas de llorar, no lo recuerdo, pero la nostalgia me genera un nudo en la garganta y cristaliza mis ojos; recuerdo como nos reíamos, recuerdo no sentir miedo y solo sentir paz, no observaba mi nariz, solo sentía un momento que recordaría por siempre, la magia de la naturaleza y la vida sin prejuicios, sin límites ni vergüenzas, desnudos frente al espacio.

Al salir, la fría brisa estremecía nuestra piel, erizaba nuestros vellos y hacía tiritar nuestros cuerpos. Al abrigarnos, seguimos bebiendo de la botella, nuestros cuerpos entraban en calor y se adormecían en lo irreal. Nos levantamos y emprendimos nuestra vuelta, nos despedimos de la arena que se deslizaba entre los dedos de nuestros pies; recuerdo caerme por no sentir mi cuerpo embriagado en alcohol y paz, recuerdo estirarme, recuerdo observar un extremo de la tienda para dormir, y mi mirada estaba perdida. Colores iban y venían, así que decidí ir al tono oscuro de mis párpados cerrados y emprender un viaje en mis sueños. 

Urbanismo Lúgubre: Existencialismo.Where stories live. Discover now