Capítulo 20: Momentos de tensión

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*Sidney P.O.V.*

Nos fuimos en otra furgoneta lo antes posible, seguramente la policía iba a comenzar a peinar la zona donde los serbios me habían salvado en cuanto se enterasen.

—Ponte esto. —Dijo el que parecía más lider por asi decirlo y me dió un uniforme de policía nacional con chaleco antibalas, botas, guantes… —Único contacto con el profesor. —Me dió un teléfono.

Minutos mas tarde la furgoneta paró, ellos irían hasta el hangar y cavarian al otro lado del túnel y a mi me tocaba buscarme la vida en una auténtica moto de policía. Nunca me había sentido tan libre.

Me escondi bajo un puente, la policía estaba por las carreteras así que aproveché para llamar al profesor. Pero no estaba. Lo había organizado todo, si había mandado salvarme ¿Como era posible que no estuviera allí? Aquella tarde de octubre habían desplegado por mi fuga la operación jaula; les sonará de cuando hay atentados. Consistía en que la policía corta de golpe todas las salidas de la ciudad, todo se colpasa, quedas atrapado, y solo puedes esconderte. Mi problema era que mi escondite era el hangar, y quien me tenía que abrir era el profesor, y la verdad es que nunca se me dio bien esperar.

Supe donde ir en una fracción de segundo. Lo malo, es que era el lugar más vigilado de toda la geografía española. ¿Han oido alguna vez eso de meterse en la boca del lobo? Lo hice llamando a Cairo al teléfono de Alison Parker.

*Cairo P.O.V.*

Todo se habia ido por la borda, el caos estaba sembrado entre nuestro equipo. Helsinki el nuevo matón, y Berlín de nuevo había vuelto al mando. Nairobi y yo estabamos con los rehenes, pero ella explotó de impotencia, y así Berlín se puso a atemorizar a los rehenes.

—Nos habéis desobedecido… Asi que yo no cumpliré mi promesa, dije que os iba a proteger, pero ya no lo haré. —Se paseó quitando los antifaces a los rehenes. —En los campos de concentración los nazis maltrataban y usaban de mano de obra a los judíos, así que ¡vais a picar el túnel! Hasta que os sangren las manos. —Gritó. —Por las noches podríais llorar en vuestros camastros pero ¡vais a seguir picando! Y si os negais a cumplir vuestra tarea sufrireis un castigo épico, como vuestro lider. —Señaló a Arturo que lo trajeron Helsinki y Río. —Y el si vuelve a traicionar mata.

—Berlín ven. —Le llamé y fuimos hasta uno de los despachos para estar a solas. —Que te dijo exactamente el profesor de Sidney.

—Me dijo que iba a intentar liberarla.

—¿Y como lo va a hacer el solo? —Me acerqué a él.

—No lo va a hacer el. —Me contestó sin mirarme. —Lo harán los serbios que hicieron el túnel hace cinco años. Son nuestro comodín para casos extremos.

—¿Cuando?

—No lo sé. —Dijo en un breve suspiro.
—Se nota su ausencia eh. ¿La echas de menos? —Asentí. —Seguramente ella este provando cosas… nuevas. Además las mujeres siempre son las primeras en pasar página.

Berlín quiso salir de la habitación, pero de un golpe seco en el pecho le paré.

—No te confundas. Sidney es impulsiva, pero se que volverá conmigo, y probablemente hagamos una gran familia.

—Si… confia en ello. —Dijo dandome un golpe en el hombro y saliendo de allí.

Cuando salió recordé que Sidney me dijo hace unos días que si necesitaba algo llamase al teléfono de Alison Parker. Así que pensé con esperanzas de que en algún momento ella podia llamar. Puse cinta en las camaras y le encendí. Esperaba que muy pronto llamase. Y pasó. El teléfono comenzó a vibrar, estaba recibiendo una llamada.

La Casa de Papel || Sidney Where stories live. Discover now