Capítulo 27

2.7K 343 865
                                    

Cuando volví a mi casa estuve más tranquilo, no dejé que el tema me preocupara del todo, mis amigos me enviaron mensajes horas después, preguntando qué había pasado conmigo, Gerard hizo lo mismo, él fue más allá, porque él me llamó y me preguntó si podía permitir que fuera a visitarme, no era la primera vez, ya para la fecha, Gerard se había quedado a cenar varias veces en mi casa, mis padres ya lo conocían más que bien, así que le dije que sí, que fuera a verme, porque su compañía nunca venía mal.

La idea de mostrarle el poema cruzó mi mente mientras esperaba por él, porque había llegado a este nivel de confianza en el que empezaba a considerar el permitirme compartir más de mis cosas con él a ese nivel emocional, después de todo, él siempre me dejaba leer los suyos, los cuales eran muy personales también. Gerard me estaba permitiendo cada vez más formar parte de su vida, desde un principio, me mostró partes importantes de su mundo, así que yo quise que esto fuera recíproco, y no era como si me estuviera obligando a mí mismo a mostrarle el poema para ser justo, de verdad sentí la confianza suficiente para querer mostrárselo, me sentía bien con la idea, aunque al mismo tiempo, me ponía nervioso pensar en lo que Gerard pudiera opinar de mis poemas, de mi simple escritura que se quedaba corta ante sus obras maestras.

— Quiero que leas esto. — Le dije entregándole el cuaderno, justo desde la página en la que estaba escrito el poema "Artista".

— ¿Esto es...? — Me miró boquiabierto, luego sonrío con sus ojos brillando llenos de ilusión. — ¿Al fin me dejarás leer tus poemas? — Asentí.

— Sí, Gee. Pero te dejaré leer sólo éste, no tienes permitido pasar las páginas y leer algún otro ¿Sí? No me traiciones de esa manera. — Reí. En verdad sí me hubiera dado vergüenza que él regresara las páginas para leer los poemas anteriores, que no eran más que penosas declaraciones de amor hacia él.

— Descuida, Frankie. Esto significa mucho para mí, me conformaré con que me dejes leer esto, nunca pensé que me dejarías.

— Sí, sí... Empieza a leer antes de que me arrepienta.

Él estaba sentado en mi cama y yo en una silla frente a él, estaba sentado con la silla al revés, de manera que pudiera apoyar mis codos sobre el espaldar y así recostarme en ellos para observar bien cada una de sus expresiones faciales mientras leía.

"No debería estar escribiendo esto si al final lo odiaré"...

— ¡¿Pero qué haceeeeesss?! — Lo interrumpí con mi rostro comenzando a arder por la vergüenza. — ¡No lo leas en voz alta!, m-me pones nervioso.

— Lo siento. — Se rió de mi reacción. — No te preocupes tanto ¿Quieres?

Continuó leyendo, esta vez, para sí mismo, no sé cuánto tiempo exactamente estuvo leyendo, pero yo sentí que fueron siglos, milenios. Lo observaba leyendo con su expresión seria, de vez en cuando su semblante cambiaba, fruncía el ceño, sonreía ligeramente, incluso en alguna parte del poema soltó una pequeña risa que ni siquiera llegó a ser una risa como tal, sino esa respiración nasal que sale con una sonrisa, de esta manera, manteniéndome nervioso con la ansiedad de saber qué estaba pensando, si le estaba gustando o no, porque yo tenía esta manía de buscar su aprobación.

— Listo. — Suspiró. — Al fin terminé.

— ¿Al fin? ¿C-cómo que "al fin"? ¿Acaso no te gustó?

Él sólo rió, y una vez más, me pidió que me relajara.

— Quería terminar pronto de leer para poder decirte lo asombroso que eres y que no puedo creer que no me hayas dejado leer antes uno de tus poemas.

— N-no es para tanto.

— Sí lo es, de hecho, quiero leer más de lo que escribes.

— ¡Ni se te ocurra! — Con recelo, le quité el cuaderno de las manos para que no se tomara el atrevimiento de leer algo más, cosa que seguramente haría. — En fin... Escribí eso después de lo que dijo Frances.

Path(po)etic; FrerardWhere stories live. Discover now