Capitulo 1

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Amaya estaba agotada.

La semana anterior había estado llena de exámenes, y la verdad fue que el fin de semana tampoco había sido diferente. Una semana sin parar de estudiar.

Por suerte, el volver a ver a Jacob, le motivaba a salir adelante.

Era el único motivo por el que Amaya seguía esforzándose para ser mejor persona, puesto que para ella misma era un monstruo.

Había cometido errores que ni ella misma se perdonaria. Pero cuando estaba con el, era diferente.

El aura oscura de Jacob le hacía pensar, que incluso las mejores personas tenían oscuridad. Se sentía una persona diferente con él. Alguien mil veces mejor que ella misma. Que la triste y amargada Amaya.

Una vez se bajó del autobús, medio mareada por no haber desayunado nada, se dirigía a clase. Pero, como suele pasar en ocasiones, empezó a preguntarse si estaba caminando normal (un pensamiento que no venía a cuento) y empezó a caminar como un pato.

Odiaba cuando le pasaba eso. Era muy frustrante.

Caminó por los mismos pasillos, haciendo el mismo recorrido de todos los días, para llegar a la clase de todos los días. 

No le hacía mucha ilusión eso de ir a clase.

Por suerte pudo notar la presencia de Jacob. Eso le tranquilizó.

Allí estaba, con la cabeza apoyada en su brazo, en dirección a la ventana.

Jacob giró la cabeza. Amaya se percató de que estaba mirando a Nayara. Era la chica más perfecta que había conocido. Era amable, inteligente, y siempre con una sonrisa en su dulce y limpia tez.

Justo al contrario que Amaya. Bueno, al contrario no, pero así era como ella se sentía.

A decir verdad, Amaya era bastante inteligente, y tenía varias dotes, de las cuales nadie se había percatado. Ni siquiera Jacob. O al menos eso pensaba ella.

El timbre de la muerte sonó. Ya empezaban las clases.

"Al fin. Solo quedan tres horas hasta el patio" dijo ella intentando mirar la parte "positiva" de esa tortura.

Los ojos se le cerraban. No podía lidiar con su fuerte enemigo: el sueño.

Después de tres horas, las cuales se hicieron eternas, sonó el timbre para ir al patio.

Era el único tiempo que Amaya disfrutaba de su día a día.

Allí, se juntaba con una panda de amigos que conoció un día de casualidad. Entre ellos, se encontraba Jacob.

Se sentaban, y hablaban de temas poco comunes, y poco frecuentes.

-¿Las amebas se enamoran?- dijo Rubén.

-A ver, no todas saben amar, algunas simplemente sabe a rio xdd.- dijo Amaya intentando aguantarse la risa del su chiste malo.

Todos rieron excepto Rubén, el cual no lo había pillado.

-Era una pregunta sería- dijo intentando ponerse serio.

Hoy salian a la una, así que sabía que tenía que aprovechar cada segundo cerca de Jacob, puesto que no habría segundo patio en el que debatir de las amebas.

Después de el examen de última hora salió hacia la parada. Allí cogería el autobús, y se iría a casa, pensando en lo triste que era su vida desde lo ocurrido.

Jacob también estaba en la parada, pero para coger un autobús de otra línea diferente.

-¿Que te daba el último ejercicio?- dijo Jacob sin saludar anteriormente.

-Creo que x me daba 54, e y 23 pero no estoy segura.

-Es que ese no me ha dado tiempo, así que solo lo he planteado.

-¿TE GUSTA NAYARA? ¡¡CONFIESA!!- grito. Pero solo en su mente, así que nadie más pudo escucharla. En vez de eso, dijo algo con coherencia.- A mi al principio no me daba, pero después de tres intentos creo que finalmente estaba bien.

-Pf, es que era muy largo.

El autobús de Jacob había llegado.

-Adiós.- Dijo sin siquiera girarse a mirarla.

A pesar de que a muchas chicas eso de que no les hubiera mirado les hubiese molestado, a Amaya le encantaba. No sabía porque exactamente, pero lo atraía.

Una vez Amaya llegó a casa, comió un buen plato de macarrones con queso, y se puso a estudiar.

Punto y comaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora