-- 8 --

3.2K 434 196
                                    

;).
-----------------
Cuando era pequeño, Castiel solía amar la escuela más que nada en el mundo. Estar en la escuela significaba estar lejos de su padre, lejos de la pena, el dolor; significaba poder interactuar con otros niños, tener juguetes, comida y todas las cosas que hacían su vida mejor.

Pero luego vino Azazel.

Castiel estaba en su mesa, tratando de colorear lo mejor que podía el ángel que acababa de dibujar. Si lo hacía bien, entonces la señorita Hannah pondría su dibujo en la pared de la clase, y él podría verlo todos los días durante el resto del año.

- ¿Qué estás haciendo? - Preguntó Azazel, sentándose junto a él.

Castiel tomó su dibujo en sus manos, mostrándoselo con orgullo al niño. Había comenzado la escuela hace tres meses, y rápidamente aprendió que los niños no eran como los adultos.

Cuando le mostraba su dibujo a su padre, este se burlaba de él y siempre tiraba su dibujo a la basura, Castiel siempre se sentía mal y lloraba después, ya que no entendía por qué su padre y sus amigos no podían ver sus dibujos como él los veía.

Su padre le había dicho que era demasiado estúpido, y por esa razón veía las cosas de manera diferente a otras personas. Pero cuando estaba en la escuela, los otros niños siempre le decían que sus dibujos eran los más hermosos, y algunos incluso le pedían que dibujara cosas, y Castiel estaba más que feliz de hacerlo.

-Es un ángel. La señorita Hannah dijo que ellos protegen a todos los niños del mal- Su sonrisa llegaba a sus oídos, mientras esperaba que el otro niño respondiera.

-Es feo- respondió Azazel mirándolo fijamente.

Castiel frunció el ceño, la seguridad que tenía en sí mismo abandonaba su cuerpo. Quizás Azazel era como un adulto, tal vez él veía las cosas como realmente eran.

- ¿Sabes qué más es feo?. Tu cara-

Al escuchar eso, todos sus compañeros empezaron a reírse, toda la atención de la clase puesta ahora en ellos. Castiel se mordió el interior de la mejilla, sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos.

Se suponía que los niños no lloraban, él lo sabía, su padre se lo había repetido una y otra vez. Recordó cómo su padre lo había golpeado la última vez que lloró, cómo lo había obligado a permanecer de pie en la esquina de la habitación toda la noche y ni siquiera le había permitido ir al baño.

-No soy feo- susurró. ¿Y si lo era? Su padre siempre le decía que era un monstruo, pero la señorita Hannah les había dicho que todos los niños eran hermosos.

-Sí lo eres. Y también eres estúpido-

Castiel vio a sus amigos riéndose de él, confirmando todos con sus risas que Azazel estaba diciendo la verdad.

Se suponía que los amigos debían defenderte, luchar por ti, entonces, ¿por qué nadie lo ayudaba? ¿Por qué nadie lo defendía?

Entonces ya no estaba en el aula. Estaba en el piso de su casa, con los pies de su padre golpeándole el estómago porque era tan estúpido que todavía no sabía leer. En la puerta, uno de los amigos de su padre le escupía en la cara porque era muy feo, entonces estaba solo en su habitación, acurrucado en su colchón, llorando porque dolía, todo dolía, pero se suponía que no debía llorar porque los niños no lloran, y él no era una niña, no debería llorar como una niña, pero Castiel no podía evitarlo.

-¡Mira, se está orinando!- Gritó Azazel, señalandolo con el dedo.

Castiel comenzó a temblar porque era cierto, se estaba orinando frente a todos. ¿Por qué siempre tenía que ser tan estúpido?

Inesperadamente tú │DestielWhere stories live. Discover now