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Castiel se quedó quieto y sus ojos se clavaron al suelo. Tal vez si él no se movía y no hacia ningún sonido, Lucifer simplemente se iría y se olvidaría de él.

No debería haber vuelto, debería haberse quedado con Dean. Sí, Dean. Su tiempo con Dean fue muy agradable y además Dean lo hizo sentir especial.

-Sabes, nada sucede en esta ciudad sin que yo lo sepa. Algunos de mis muchachos te vieron a ti y ese chico Winchester- Lucifer se inclinó un poco para poder hablar directamente en su oído -riéndose, abrazándose. ¡Besándose!-

Castiel sintió como Lucifer ponía sus manos en su cuello, apretando lo suficiente para que duela, pero no lo suficiente para que se desmayara.

-Estaba tan enojado, pensando que mi hijo era un maldito maricón. Pero pensé, está bien, mis amigos y yo ya hemos lidiado con otros maricas antes-

Castiel lo recuerda muy bien.

Sucedió una vez en su casa. Castiel recuerda los gritos, la sangre, las risas. Él nunca supo quién era y estaba feliz por eso, nunca hubiera podido vivir con el conocimiento de saber quién estuvo ahí. Castiel no había hecho nada. Lucifer lo había encadenado a la pared, y cuando Castiel había comenzado a gritar, lo amordazó.

-Pero luego, dijeron algo más. Dijeron que te vieron en otro lugar- Lucifer apretó su agarre, haciendo que a Castiel le fuera más difícil respirar -Estabas con Kelly-

Castiel ni siquiera trató de negarlo, sabía muy bien que eso no cambiaría nada. Era cierto, y aunque no lo fuera, Lucifer siempre les creería a sus amigos.

-Le hice una pequeña visita a la perra. No, no te preocupes, ella no está muerta. Pero ella ya no te ayudará más. No puedo lastimar a tu novio, John Winchester es demasiado importante para esta ciudad. Pero... ¿Qué crees? Lo llamé- Lucifer tenía una sonrisa diabólica en su rostro -le dije que su gran hijo mayor era un jodido maricón también. No puedo decir que estuviera realmente feliz por eso. Lo cual me deja contigo, hermanito-

Castiel trató de alejar las manos de Lucifer de él, pero este era demasiado fuerte y ni siquiera se inmutó. No podía hacer otra cosa que escuchar las palabras de Lucifer, que lo ponían como responsable de todo. Él no era responsable de eso, ni de lo de Kelly, ni de lo de Dean. Lucifer fue quien había hecho todo, el que estaba lastimando a todos sin excepción. Pero Dean y Kelly eran su responsabilidad. Castiel amaba a Dean, y cuando amas a alguien, tienes que protegerlos.

-Supongo que sabes la verdad, ¿no hermanito? Como tú y tu maldita madre arruinaron a mi familia. ¡Todo era perfecto antes de ustedes! ¡Deberias agradecido! Incluso te deje vivir, pero no cometeré el mismo error. Te hare gritar como la hice gritar a ella-

Castiel comenzó a golpear a Lucifer de nuevo, tratando de obtener tanta fuerza de su cuerpo como fuera posible. Lucifer pareció sorprendido, pero el golpe relativamente débil no le hizo ningún daño.

Lucifer tomó una de las manos de Castiel y la giró, rompiéndola por completo. Castiel gritó debido al dolor, o al menos lo intentó; no fue fácil, con las manos de Lucifer alrededor de su cuello.

-Deberías dejar de moverte, terminará pronto. Ya terminé contigo, pagarás por lo que hiciste ¡Por quitarme a mi familia!- Lucifer estaba gritando, mientras golpeaba la cabeza de Castiel contra la pared.

-No te tengo miedo, no más. Pero... ¿Sabes qué? Al menos tuve algo que tu no ¡Personas que me aman y se preocupan por mí!- logro gritar Castiel, a pesar del dolor.

Castiel sentía que no podía respirar, su cuerpo estaba demasiado débil y sus ojos comenzaron a cerrarse sin su consentimiento. Intentó pensar en Dean, trató de pensar en lo mucho que se amaban. Él sabía que no lo ayudaría, pero al menos podría irse en paz.

De repente las manos de su padre ya no estaban alrededor de su cuello, y Castiel se desplomó en el suelo. Todo estaba oscuro y pacífico. Lo último que escuchó antes de perder la conciencia fue a Dean lo llamandolo por su nombre.

***

-¿Sabes dónde estás?-

No

-Estas en el hospital, Castiel. Sí puedes oírme, ¿podrías apretar mi mano?-

Castiel sintió carne suave entre sus dedos e intento aferrarse a ella.

-Bien, eso es perfecto ¿Sabes por qué estás aquí? No, no trates de responder, aprieta para sí, eso es todo lo que quiero que hagas-

Castiel no apretó, lo último que recordaba fue despedirse de Dean. Todo se sentía lejano y no podía concentrarse lo suficiente.

Dean

-Está bien, entonces te lo diré. Sufriste un grave traumatismo, pero ya estás aquí y haremos todo lo posible por ayudarte. Pero tengo que ser honesta contigo aquí, las probabilidades están en tu contra. Pero eres un luchador, ¿verdad? ¿Te quedarás con nosotros?-

Tengo personas que me aman.

Castiel apretó su mano.

-Mi nombre es Tessa. Te tenemos oxígeno y muchas drogas, y con suerte deberían ayudar. ¿Está bien?-

Castiel apretó su mano una vez más.

-Cuídate, Castiel. Volveré a ver cómo estas-

Castiel empezó a caer en el sueño pero de repente escuchó una voz que lo hizo reaccionar.

-Señor, señor, si no es de la familia...-

-Soy su familia. Por favor, necesito...-

Castiel intentó girar su cabeza hacia el sonido de la voz. Había una enfermera, dos enfermeras, ahora, tratando de persuadir a alguien para que se fuera. Ellas no estaban teniendo mucho éxito.

-Lo siento, señor, pero el Sr. Novak está realmente grave-.

-Por eso necesito verlo-.

-No podemos...-

Castiel intentó hablar, pero todo lo que salía era una tos pesada y trabajosa, que le rasgaba la garganta como si fueran uñas arrastrándose por ella.

Las enfermeras levantaron sus cabezas hacia él.

-Dean- se las arregló para decir -Dean- logró repetir.

Dean está inmediatamente a su lado, su mano encuentra la de Castiel.

-Cas- dice Dean, poniendo su mano en la mejilla de Castiel. Castiel se relaja con el toque, una sonrisa cansada tirando de sus labios.

-Puedes quedarte- dicen las enfermeras -pero tienes que venir y decirnos si sucede algo, cualquier cosa de la que no estés seguro, avísanos de inmediato

-Está bien- dice Dean, sin apartar los ojos de Castiel.

Castiel se siente débil, la inconciencia trata de arrastrarlo hacia sus dominios -Creo que probablemente necesite dormir ahora-

-Yo me quedaré contigo- dice Dean, sin soltar su mano.

-¿Lo prometes?- la voz de Castiel se rompe un poco al final de la frase y no es debido a su garganta.

-Lo prometo-

-Tengo miedo, Dean- dice Castiel agarrando la mano de Dean con fuerza. -No quiero morir. No quiero irme-

Dean se levanta y presiona un beso en los labios de Castiel, luego apoya su frente en la de Castiel y lo mira directamente a los ojos. Castiel siente algo húmedo en su mejilla derecha y se da cuenta que es una lágrima de Dean.

-Me quedaré contigo- dice Dean otra vez, su aliento en los labios de Castiel -así que deberías quedarte también, nos falta ir a una cita al cine ¿verdad?-

A Castiel le gustaría asentir con la cabeza, pero no puede reunir las fuerzas para hacerlo. Apoya su frente contra la de Dean en su lugar, sus parpados se cierran. -Te amo- susurra -Gracias por todo-

Castiel oye un sonido, un ruido sordo y un grito, y no abre los ojos porque ya no tiene fuerzas.

-Despierta, Cas- es la voz de Dean -Es hora de despertar. Por favor, Cas, solo despierta-

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El siguiente es el último capítulo. Gracias por sus votos y comentarios ;).

Inesperadamente tú │DestielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora