"¡Joder!" Cartas a Charlotte.

5.

Ese vacío que te llena cuando estás sola, esa falta cuando lo tienes todo, esa oscuridad cuando hay luz, ese frío cuando está cálido, esa lágrima cuando estás sonriendo, ese dolor cuando eres feliz, ese miedo cuando te creíste valiente. Eso es lo que llaman amor no correspondido. O al menos es lo que siento yo a diario. Es que sin ti nada es lo mismo.

Tú eres todo lo que anhelo justo ahora. Siempre se trata de ti, Charlotte. Y si pudiera pedir un deseo... Bueno, ¿para qué decir lo obvio?

Me encantas y me despedazas al mismo tiempo. Te quedas a mi lado un rato y después te marchas sin mirar atrás. Y luego yo no sé qué hacer para ignorar la soledad de tu ausencia. Es que dejas un espacio que nada ni nadie más puede llenar.

¿Por qué no estás?

¿Cuándo dejaré de esperar tu regreso?

Quisiera que no se sintiera así, pero es la forma en la que mi amor por ti quiere presentarse ante mí, como carencia, porque no estás. Y cuando no estás, ni te tengo a ti ni me tengo a mí. Pero no te tendré ni aunque estés y no me tendré mientras quiera tenerte.

Y aunque diga que te dejé ir no sirve de nada porque en silencio ruego que vuelvas a mí. Y, la verdad, eso no es dejar ir.