#10 - Daylight

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Luke seguía mirándome, esperando una respuesta.

—Estabas muy borracho ayer, tuve miedo de que te hicieras mal —confesé con un hilo de miedo en mi voz. No tenía idea de cómo iba a reaccionar.

El rubio desvió su vista a su alrededor. —No necesitaba tu lástima.

Un bufido salió de mi boca mientras me sentaba en la cama.

—No te tuve lástima, Luke. Sólo quise cuidarte.

—Pues no era imprescindible, sé hacerlo solo —refunfuñó, enojado. Fruncí el ceño en desacuerdo. Podría siquiera agradecerme, ¿verdad? Ugh. Ambos sabemos que hubieras despertado sin recordar nada en medio del patio de esa mansión, imbécil. 

—Entonces avísale a tu cerebro, que casi hace que caigas de bruces al suelo —solté, enojada. Su actitud me estaba sacando de quicio.

Él se tomó la cabeza entre sus manos. —Mierda.

Resaca. Hice una mueca y lo observé con compasión. Mis sentimientos no tenían punto medio. —¿Quieres que te traiga un café? —ofrecí poniéndome de pie. 

Él negó, acomodándose para salir de la cama. —Tengo que irme.

—Luke, no puedes irte así...

Intentó levantarse pero nuevamente el dolor lo atacó. —¡Maldita sea!

Escondí una risita mientras tomaba ropa para cambiarme. Me giré hacia él.

—No tienes que salir corriendo. —Lo miré al mismo tiempo que él volvía a su cara de enojo, mirada fija en el piso de madera. —Además, si vas a continuar ignorándome, me gustaría que al menos te quedaras un rato más conmigo —agregué, suplicando convencerlo.

Luke suspiró. Se acostó nuevamente, dándose por vencido.

—Mis padres se fueron a un congreso por trabajo, lo que significa que tampoco tienes que escabullirte como cuando éramos chicos —comenté, esperando que mi acotación le genere algún recuerdo.

En respuesta, él rio casi instintivamente, acurrucándose en las sábanas. —Casi me mato la primera vez.

Luke, mi Luke estaba de vuelta. Al menos por unos minutos.

Yo reí también. —Voy a prepararte un café —avisé—. ¿Sigues tomando la misma cantidad de azúcar?

—Sí, no sufrí consecuencias aún —dijo tapándose la cara con la almohada.

No quise identificar eso como otra de sus estúpidas barreras.

Salí de la habitación. La escena que estábamos llevando a cabo me hacía sentir que estaba en medio de una reconciliación con una expareja en vez de una simple mañana con mi "ex" mejor amigo. Mi hermano no estaba en la casa, ya que, aparentemente, también se había ido de fiesta pero, según su nota en la mesa, iba a quedarse en casa de unos compañeros.

Una vez en la cocina, le preparé a Luke el desayuno, con café y galletas Oreo —sus favoritas, en cuánto podía recordar—. Puse todo en una bandeja y subí cuidadosamente, sorprendiéndolo mirando nuestras fotos.

—Aquí está —anuncié, haciéndolo girar hacia mí. Él se acercó y tomó la bandeja.

—Gracias, Hailey.

Le sonreí en respuesta. Por fin estaba recibiendo una buena respuesta de su parte. Luke depositó su desayuno en mi escritorio, tomó la taza en sus manos y se la llevó a la boca. Aproveché y cerré los ojos haciendo memoria de su beso el día anterior.

Mixtape #1, lado A {lrh} // EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora