III

753 81 18
                                    

Quill y Gamora.

— ¿Por qué tu amiga arrastra al nuestro?

— Ella quiere hablar con él.

— ¿Sobre qué? 

— Sobre cosas.

— No soy idiota, Peter Quill. Ahora mismo exijo que traiga a mi amigo para que podamos irnos de aquí. Steve, vamos.

La joven mujer había tomado el brazo de su rubio amigo pero éste fue alejado de él por el hombre de mirada intensa y bonita.

Interesante. Primero Bucky era reclamado por la rusa y ahora su amigo tenía al gran Tony Stark pegado a él. Esperen...

— Demonios, no. No te acerques ni un centímetro más, Peter Quill.

Podía estar equivocada pero mejor prevenir que lamentar.

Pero el hombre la ignoró y se acercó.

— No te voy a hacer algo pero ¿En verdad quieres ser la tercera rueda entre esos dos?

Gamora volteó a ver lo que el hombre le señalaba y suspiró. Steve estaba sonrojado por las atenciones del genio, aunque también se notaba que trataba de entender su actuar. Su amigo era guapísimo pero él seguía viéndose como su yo de adolescente. Tal vez necesitaba ser adorado por el gran Tony Stark y obtener más confianza.

Sin respuesta alguna se alejó hacia la barra escuchando sin saber cómo las pisadas de Peter Quill siguiendo las suyas.

— Debe una margarita.

— Te pensé de bebidas más fuertes.

— No necesito de ellas. Me gusta la Margarita y ya.

— ¿Puedo invitarte?

— Puedes. Después de todo tus amigos han robado a los míos.

— Lamento eso. Puedo explicartelo sí quieres pero no puedo aquí y temo que sí te digo  que me acompañes a mi oficina voy a ser golpeado.

— Puedo defenderme y Quill, aunque seas un idiota, eres una buena persona también.

Tomando lo último de su Margarita, Gamora siguió a Peter hacia el segundo piso. Entraron a la oficina del medio y ella tomó asiento en el cómodo sofá cama.

— ¿Duermes acá muy seguido?

— Admito que sí. A veces me sumergo demasiado en la música que termino pasando de escucharla a dormir.

— La música es parte importante de la vida. Yo no sé bailar pero puedo reconocer que el baile es lenguaje corporal puro.

— Yo podría enseñarte a bailar.

— Tal vez, Peter Quill. Ahora dime ¿Qué pasa con tus amigos?

— Lo que te voy a decir es verdad. No quiero que pienses que estoy jugando contigo o algo así de ridículo.

— Dilo de una vez.

— En la Tierra hay humanos, pero algunos somos más desarrollados. Más inteligentes, más fuertes. Destacamos y por eso también debemos encontrar alguien que nos potencie. Lo diferenciamos por el olor, en términos simples mis amigos olieron a los tuyos y los encontraron aptos.

Después de su explicación Peter miró con ansiedad a la bella joven de cabellos morados. Ella sólo parpadeo.

— Es una secta ¿Verdad? Atrapan a las personas y les dicen ésta estupidez.

— Claro que no ¡No estoy mintiendo! Por eso te dije antes que te diría la verdad. Que no debías pensar mal de mí.

Gamora se le quedó viendo por un largo rato para finalmente asentir satisfecha.

For YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora