V

832 87 13
                                    


Tony y Nat se encontraban frente al estudio de Quill maldiciendo al hombre.

Sus parejas estaban más atrás viendose mutuamente las marcas. Bucky estaba un poco contrariado con su flor carmesí, en la rusa quedaba perfecto pero en él era un poco ridículo.

- Yo creo que te queda. Es un buen signo de que las personas son más de lo que se ve. Tú eres muy sociable pero eres feroz también.

- El tuyo también te queda. Un eclipse, hay un lado oscuro en toda tu luz y tienes ese poder de saber cuándo no debíamos hacer algo para no meternos en problemas.

- E igual me ignoras y ahora estamos casados y marcados.

- Lo estamos.

Los dos suspiraron.

El sonido de una puerta abriéndose los hizo voltear hacia la oficina antes cerrada pero que ahora mostraba un Quill arrepentido y una Gamora sonriente.

Los dos escanearon la poca piel visible para ver sí había alguna marca. No hallaron ninguna pero podría estar escondida, aunque sí conocían a su amiga ella no iba a estar con Quill hasta que éste demostrara ser digno de poseer su cuerpo.

- Chicos, por favor. Déjenme explicarles.

- ¿Qué cosa? ¿Qué querías que nos apareemos sin saberlo?

- No nos diste opción alguna, Quill.

- Vamos, Tony. Estás diciendo que no querías aparearte con el rubio que al parecer está enojado por lo que dices.

- No juegues con nosotros, Quill.

Nat lanzaba dagas con su mirada.

- No juego. Sólo digo lo que veo, además iban a aparearse tarde o temprano.

- Parece que sólo aprenderás con tu cuerpo.

- Nat, puedes matar a tu amigo pero antes quiero decirte que Steve y yo nos iremos afuera para comer algo.

- No pueden. Hay un restaurante aquí. Coman ahí.

- ¿Somos rehenes?

Nat sólo lo vio fijamente.

- Vamos chicos, ahí preparan deliciosas comidas.

Gamora intervino. No quería que la rusa se pusiera aún más molesta porque al final todo acabaría contra Quill. Aunque sería gracioso.

- ¿En verdad van a hacerle daño?

Steve sonaba preocupado. Gamora soltó otra bomba antes de que su amigo pregunte más.

- Ah y hay un mesero muy lindo llamado Peter. Es hijo de Tony.

Cuatro jadeos y un resoplido se escucharon.

- ¿H-hijo?

El rubio estaba con los ojos abiertos mirando con reproche al genio.

- Vamos. Debes conocer a tu hijo.

- ¡Gamora!

La mujer rió mientras se llevaba a sus amigos.

- Vas a morir, Quill.

- Tus últimas palabras.

Peter terminó en cama por seis largos meses. Gamora lo visitaba cada día más que nada porque estaba aburrida y sus amigos estaban ahí.

Bucky aprendió a no inmutarse ante la mirada asesina de Nat, y cuándo ella descubrió sus habilidades con la computadora lo contrató en su empresa. Los dos descubrieron que querían una familia.

Steve estaba adaptándose a tener a un hiperactivo muchacho de quince siguiendole y a un genio pidiendo su atención cada vez que él salía de terminar una pintura. Cuándo Tony descubrió que el rubio tenía folletos de ingeniería lo animó a asistir a algunos cursos. Y Peter le explicaba algo que no comprendía porque él también era uno de los humanos súper especiales.

Todo iba bien. Aunque Quill sólo supo de eso por medio de Gamora.

Al finalizar los seis meses, la mujer le dijo su decisión.

- Creo que podría haberme tocado alguien peor. Eres decente y admito que atractivo. Además que esos idiotas me lanzan a la cara su felicidad así que hagámoslo.

Quill estuvo tan emocionado que salió de la cama de inmediato. Su dolor olvidado.

Todos lo encontraron comiendo cómo si no hubiera mañana ese mismo día hablando sobre mantener la resistencia.

Gamora lo encontró así, lo golpeó un poco y luego se lo llevó a su habitación. No salieron hasta el otro día portando con honor su marca. Eran unos audífonos con un signo de interrogación entre los auriculares.

Quill fue perdonado y en la noche hicieron una cena en la sala común entre sus apartamentos. Fue una velada divertida.

Ah y al finalizar Nat con Bucky les dieron la noticia que pronto una niña llamada Kobi vendría a su hogar de locos.

Gritos de felicidad y felicitaciones fueron dados. Estaban completos. Y todo porque una noche tres jóvenes quisieron entrar a un club privado para festejar su graduación para ser adultos.

Y ahora lo eran. Adultos rodeados de amor.





___________________________________________________________________________________________
Historia corta terminada, cómo dato curioso la escribí antes que "Cosas de niños" pero sólo se lo enseñé a una persona y terminó olvidada entre tantas de mis otras historias sin terminar. Me alegra haberla encontrado y poderla publicar.

Gracias por las estrellas y cometarios. Por agregarla a sus listas. Nos vemos.

For YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora