Lluvia

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Una vez, alguien me dijo que siempre estaba bien caminar bajo la lluvia. A mí, al principio no me gustaba, "se me moja la ropa" "este paraguas no hace nada" "es muy aburrido que llueva". Un día, empezó a llover de repente y yo estaba paseando por la calle y no me gustó nada que empezara a llover tan de repente, ¿por qué tiene que llover justo ahora que salgo? No tenía ningún sitio para cobijarme, porque a todos los sitios a los que intentaba entrar no me dejaban porque iba mojada. Y lo peor de todo era que seguía lloviendo y yo había decidido pasear lejos de mi casa. Todos los coches que pasaban me salpicaban cada vez más, ¡cómo odiaba la lluvia! Al girarme, allí estabas tú, con una sonrisa de oreja a oreja poniendo tu paraguas por encima de mi cabeza y diciéndome que me ibas a acompañar hasta casa, y yo te lo agradecí. Recuerdo el camino, todas las risas que hubo y todos esos buenos momentos que pasamos haciendo compañía al otro.

Cada vez que llovía, me acordaba de ti, pero no te volví a ver; hasta que, un día, me llegó una carta tuya.

La predicción del tiempo, me avisa de que hoy va a llover, y la verdad es que me encantaría pasar un tiempo contigo bajo la lluvia, desde la última que te vi espero ese momento con muchas ansias de poder volver a verte. Sé que no te gusta la lluvia, pero me he propuesto que te guste y que la disfrutes tanto como yo, porque la lluvia al lado de esa persona especial es preciosa, y yo quiero ser esa persona especial. Quiero volver a repetir esos momentos a tu lado, y sentarnos en una cafetería, al lado de la ventana para ver la lluvia, y para que tú veas su esplendor, porque te va a gustar. Y luego ya veremos, ¿quién sabe todo lo que puede pasar bajo la lluvia? Te pasaré a buscar cuando empiece a llover, espero que estés preparada.

Después de leer la carta, me quedé un momento paralizada con una sonrisa tonta en la cara, porque no me podía creer lo que acababa de pasar. Fui corriendo al salón, abrí la ventana y vi que ya empezaba a llover, lo que significaba que tenía poco tiempo.

Y así fue, me vino a buscar, fuimos a una cafetería a observar como llovía, y tenía razón, empezaba a no odiar la lluvia. Es preciosa, sobre todo cuando estás al lado de una persona especial para ti. Me encanta ver como las gotas de lluvia carreras para ver cuál llevaba más rápido al final del cristal, me encanta ver a la gente con sus paraguas, me encanta ver las gotas de la lluvia en las hojas de los árboles y de las flores, y me relaja el sonido de la lluvia, pero lo que más me gusta es que me estés acariciando la mano mientras yo observo la lluvia.

Pero al poco rato, pude describir una cosa que todavía adoro más, que me beses debajo de la lluvia, porque disfruto mucho más de tus labios y siento toda la pasión que hay en ellos, y toda la tranquilidad que transmite ese beso bajo la lluvia, porque tú haces que la lluvia sea especial y que me relaje. Porque ahora estamos leyendo un libro viendo como llueve desde la ventana de mi casa, porque he aprendido a apreciar la lluvia como algo pequeño que hay que cuidar y disfrutar siempre que se pueda. Porque ahora le puedo dar la razón a esa persona, caminar bajo la lluvia está muy bien, y la disfruto mucho, sobre todo ahora que estás a mi lado.

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