Capítulo 17. Parte 2.

17 5 5
                                    


En otro lado Hayley encontraba la puerta trasera apenas iluminada por una solitaria luz encima de ella. Esperé apoyada contra el lado opuesto al que la puerta se abría por si llegaba a salir un médico. No quería que me vieran. Cuando ésta se abrió mi corazón se aceleró un segundo. No me moví ni un milímetro.

-¿Hayley? –escuché la voz de Lisa. Me separé de mi lugar relajando un poco mi corazón.

-Aquí estoy –me dejé ver. -¿Tienes todo? –asintió.

-Fue un asco. Le ensució toda la camilla y los equipos a una doctora. Tuvo que correr a buscar con que limpiar. Esa cosa no sería vomito pero era igual o más asquerosa, y se le parecía –contó con una mueca de asco.

Imité su gesto mientras me colocaba la camiseta de doctora. –No quiero imaginarlo.

-Ni siquiera me dio para sacarle una foto de la impresión.

-¿Para qué querrías eso? –pregunté confundida colocándome los pantalones.

-Chantaje de por vida. ¿Vas a estar bien allí dentro? –cuestionó ahora seria. Asentí insegura.

-Cualquier cosa, estaré cerca. Solo escríbeme un mensaje. Recuerda, izquierda, derecha y al piso.

Sonreí. Si, las clases de boxeo de Lisa, como olvidarlas...

-Gracias, Li –le contesté sonriéndole, me coloqué los últimos accesorios.

-Siempre que mi mejor amiga necesite una extraña cura, doctora –me guiñó el ojo –Ahora vamos, tienes que robarle a un gobierno depravado.

Sonreí entrando por esa puerta. Al menos Lisa sabía disipar la ansiedad. Aunque ahora, cuando la puerta se cerraba a mi espalda, mi corazón volvía a ser lo único que escuchaba, rebotando contra mi pecho. Casi podía sentir su eco en los pasillos burlándose de mí.

Todo estaría bien, me recordé.

Caminé guiándome por los recuerdos de la última vez que había estado aquí. Después de doblar en dos pasillos finalmente encontré el lugar que buscaba. Faltaba uno más antes de doblar hacia donde se encontraba Hematología. Me volví a mi lugar al ver los guardias, apoyando mi espalda contra la pared para que no me notaran. Saqué mi celular para esperar el mensaje.

Primero sentí el grito de un doctor que aumentaba a medida corría hacia ellos.

-¡Necesitamos ayuda en la primer planta! –Ella no escuchó ninguna reacción- ¿Son sordos?! ¡Hay un maldito niño alucinando, teniendo un ataque! ¡MUÉVANSE!

¿Qué?

Diablos, ella pagaría por ver lo que estaba haciendo Nate ahora mismo.

Su celular vibró en su mano. « Todo despejado. Tenemos la atención. » Por los Aliens e Híbridos del mundo, que su hermano sacase una foto al menos.

Sintió los pasos abandonando sus lugares y se giró sobre sí misma para observar cuidadosamente por la esquina. Se habían ido.

Retomó la marcha lo más rápido que pudo, con cuidado de no hacer ruido. Revisó nuevamente antes de doblar la esquina, para encontrar el camino despejado. Nate realmente estaba haciendo un buen trabajo. Caminó con sigilo hasta llegar a la puerta y la abrió con cuidado. Había un guardia al final del pasillo, de espalda. Mierda.

Entró sin hacer ruido en la primera puerta. Era una sala normal donde hacían los cuestionarios. Allí no había nada. Cruzó el pasillo nuevamente con la misma precaución, y entró en la siguiente habitación. Lo mismo. Tendría que acercarse más pero algo le decía que la cura estaba en el mismo sitio donde estaba el guardia. Y que no se iría fácilmente. Se debatió en lo que tendría que hacer.

No entres al lago. | Libro #1Where stories live. Discover now