Catalina Hobbes I

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Caminaba por el pasillo con paredes verdes que a cualquiera le podría atemorizar tan solo pasar por este pero al ella pasar por él desde que tiene recuerdos le parecía más acogedor que atemorizador, pasaba para ir a darle un vaso de agua a Maltus Tocqueville, el único con quien vivía en el hangar que los protegía del ambiente exterior contaminado por los gases que se expulsaron en la guerra nuclear, al llegar al cuarto en el que Maltus estaba echado en un colchón sobre el suelo, tapado por una manta con un estampado de tigre en este. Maltus tomaría el agua y se rascaría su barba voluminosa. "Aunque han pasado muchos años aún me parecen hermosos tus ojos, el negro siendo mal dentro tuyo que hasta ahora nunca lo he presenciado y el celeste siendo la luz que siempre deslumbras al tan solo presenciarte. ¿Sabías que con lo que te he enseñado acá ya podría tener varias carreras universitarias?" diría Maltus. Catalina e sentaría al lado de Maltus y le preguntaría "Siempre que te pregunto me rodeas la pregunta. ¿Cuándo me dirás cuántos años tienes?", Maltus se quedaría pensando un momento y respondería diciendo "En cuatro años tendré cuatro veces la edad que tú tienes actualmente". Al pasar de treinta segundos muy feliz diría "¡48!" gritando.

Bueno – diría Maltus. ¿Tienes hambre?
Sí – diría Catalina aun teniendo la sonrisa. Mucha hambre.
Entonces saldré a por comida – diría Maltus, parándose y acercándose una mesa de madera tapada con una manta blanca para coger la máscara antigás.

Antes de ponerse la máscara para salir a buscar comida le daría un beso a Catalina y se despediría de ella. Al cerrar la puerta de metal ploma ella se quedaría sola a sin saber cómo entretener hasta que él vuelva en tal vez dos horas. Pasaría el pasillo y cogería el primer libro que viera el cual sería En busca de la erudición.

Pasando treinta y siete minutos de que Maltus se haya ido, se aburriría de leer el libro y lo lanzaría a la esquina contigua al colchón en el que ella duerme. Sería el trigésimo séptimo libro que leería pero el segundo que le aburriría, el primero había sido La Mayor Promoción. El pasar tres horas más, llegaría Maltus con la máscara cargando víveres como atún y agua embotellada. Al sacarse la máscara que cubría la sonrisa enorme que tenía, besaría a Catalina mientras que ella lo abrazaba y él le agarraba el cuello con sus dos manos tirando los víveres a suelo.

Al terminarde almorzar los dos, ella sentada en el colchón de Maltus y él en la silla alcostado de la mesa, se pararía se sentaría el costado Catalina paraposteriormente recostarse en el regazo de Catalina. El silencio que reinabasería destronado por la palabra de Catalina "Me estaba muriendo de hambre". "Lonoté por tu forma de comer. Terminaste en un santiamén". Los dos reirían yMaltus se sentaría y le acomodaría un mechón que estaba en su cara y ella lobesaría lentamente, al separarse él la besaría con más intensidad mientras queambos se levantaban, ella le sacaría el polo dando a notar un corte cercano a su ombligo de al menostrece centímetros, ella haría caso omiso al corte y él la cogería en brazos, lebajaría los tirantes a su polo dejando al descubierto sus senos que aún no sedaban a notar.    

El hangarWhere stories live. Discover now