Cadenas Capitulo 3

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Espero no me juzguen por mis creencias, pero hoy en día no creo en ningún dios, puesto que el dios que a mí me inculcaron era el más cruel y vil de todos.

La puerta se abrió lentamente.

-Cariño, es hora.

La peor hora del día.

Mi madre entró a mi habitación, soltó las cadenas y me puso un vestido blanco.

Mis hermanos vestían con pantalones y camisas de blanco color, mis hermanas con vestidos blancos iguales al mío, y ninguno de nosotros llevaba zapatos -no nos lo permitían- nos pusieron en círculo y nos obligaron a ponernos de rodillas en el suelo. Mi padre caminaba por fuera del círculo observando que hiciéramos lo que mi madre nos pedía, porque si no tocaba ser encerrados en "el cuarto".

-En este libro -levantó la Biblia al aire- están escritas las palabras del Señor, este nos ha dicho que debemos venerarlo y seguir sus mandamientos ¡Mantengan sus cabezas agachadas ante él o serán castigados con el fuego eterno!

-Pero mamá...¿Por qué si nos ama tanto nos castiga de esa forma?

Papá levantó a mi hermano en el aire, como si no pesara ni un poco, y lo aventó contra el suelo.

-Porque te ama ¡Por eso lo hace! ¿¡Cómo osas cuestionar las palabras del Señor!? -lo tomó del cuello de la camisa y lo arrastró por el suelo hasta "el cuarto".

Terminado nuestro ritual volvimos a nuestras respectivas habitaciones para ir a acostarnos. Mientras nosotros dormíamos los gritos de mi hermano se escuchaban a través de cada rincón de la casa.

-¡Señor! Perdóname por favor ¡Deja de señalarme! ¡Deja de quemar mi alma por favor!

Me di la vuelta y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos.

Sus gritos eran tan fuertes y llenos de dolor que cualquiera preferiría estar sordo a escucharlo gritar un par de segundos.

-Dios mío, no lo castigues de esa forma por favor. Él te obedecerá, lo sé. Dale otra oportunidad Dios mío -seguí llorando y sin darme cuenta me quedé dormida.

Aquellos gritos suenan a través de las paredes de mi mente cada noche, pues recordar siempre fue una de mis virtudes. Y no sólo me refiero a los gritos de mi hermano, sino a los de mi propia voz, cuando me tocó estar en "el cuarto"....


CadenasWhere stories live. Discover now