III: Plegarias a una diosa antigua

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El pasadizo se hizo largo y tedioso, hasta llegar a una gran sala circular. En verdad era enorme, pero la mayoría de las estructuras estaban derruidas por el tiempo.

El polvo era inmenso, casi como si la simple respiración levantase una gran nube de este. El techo estaba tan destrozado que Link podía notar los árboles y la naturaleza hacer propio el sitio.

Link siguió caminado hasta toparse con otra sala. Al principio ni se acercó porque extrañamente pudo ver un pequeño precipicio con una gama de colores violetas y azules inundar la sala. Cerró los ojos y volvió a abrirlos para encontrarse con la sorpresa de no ver nada. Tan solo estaba un montón de tierra y residuos de lo que alguna vez fue un templo sagrado.

Navi llamo la atención del rubio, sugiriéndole cruzar esa puerta enorme que parecía muy, muy antigua. Incluso parecía tener una cerradura bastante peculiar con formas rectangulares y cuadradas.

–Vamos – Dijo Link inseguro. Ya no tenía armas con que protegerse de lo que pudiera estar en el siguiente lugar, sólo el Báculo del Dominio entre las manos.

Así mismo, el joven y la pequeña hada cruzaron la puerta para toparse con otra sala vacía. Era hexagonal y parecía haber sido hermosa milenios atrás. Alrededor había pilares en cara punto del hexágono. En los lados había jarrones o vasijas rotos. Otro pasadizo más llamó la atención del rubio, y esta vez por un adorno sobre la puerta que parecía ser el de la familia real, pero sin los tres triángulos.

El joven cruzo para encontrarse con algo inesperado. Un montón de árboles alrededor de una fuente. Muy hermosa que estaba llena de brillos por unas pequeñas hadas rodeando las aguas.

– ¡Es aquí! – Revoloteó Navi alrededor de Link y luego se dirigió hasta el centro del pequeño pasaje.

Link se maravilló con lo hermoso del lugar. La luna ya estaba presente en todo su esplendor. No sabía cuánto tiempo había permanecido en el lugar. Los arboles rodeando la bella fuente natural con las hadas danzando alrededor de las pequeñas cascadas que se formaban. Se sumergió en el agua frente a una estatua muy bella.

– ¿Es usted quien me guío hasta aquí? – preguntó a la estatua pero no recibió respuesta alguna. Sólo esa mirada fría de una simple figura tallada en piedra. Encima la estatua tenía los ojos realmente vacíos – Navi... ¿Ahora qué hacemos? – Esta vez se volteó hacia la pequeña hadita.

– No lo tengo claro, Link. Aquí no veo nada que nos pueda guiar hacia la princesa Zelda – Comentó con amargura el hada. Tanto que habían viajado por nada. Y encima casi no la contaban en la anterior batalla. Si no fuera por el báculo – ¡Eso es! ¡Link, usa el báculo en la estatua!

Este obedeció sin rechistas para que extrañamente, luego de usarlo, este se trasportara hasta los ojos de la estatua. Pero aún más sorprendente ver que el mismo báculo se había ido junto con el brillo.

La estatua contuvo el brillo en los ojos, el verde olvido se transformó en un sutil azul celeste y la estatua comenzó a moverse y a tomar una forma más humana.

– ¡¿Z-Zelda?! –Link logró identificarla por su forma como la princesa – No... no eres ella – Pero rectifico sus palabras cuando la forma de la piedra tomó algo distinto a lo que recordaba.

–Soy parte de mi sierva, y mi sierva parte de mí. Por ello podríamos decir que somos la misma persona, aunque lucimos diferente.

–No lo comprendo... ¿Quién...? ¿Quién es usted? –Preguntó temeroso mirándole.

–Me llaman Hylia, otros me llaman también la diosa del tiempo. Yo di la orden a los primeros hombres y Sheikahs, mis fieles siervos, que construyeran los portales del tiempo. Yo cree la que llaman "Espada Maestra" y tú, joven que portas el alma del elegido, una de tus anteriores reencarnaciones la forjó. También fuiste elegido por mi mano.

La redención de HyruleWhere stories live. Discover now