Capítulo 4: Quiero Justicia

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CARLOS

Lunes 28 de mayo de 2018.

—Puedes irte a tu casa, Carlos. —Informa el doctor y fuerzo una sonrisa mientras que Joel me revuelve el cabello.

Por fin, una buena noticia, pienso.

—Eres libre hermano, al fin eres libre —me dice Joel al oído y desearía con ansias que no lo hubiera dicho porque no soy libre, estoy condenado a pasar el resto de mi vida en esta silla.

Inhalo hondo y me rasco las cejas con el índice y el pulgar. Suspiro.

El doctor desaparece por la puerta de la entrada. Joel, de inmediato, se pone frente a mí y me planta un manotazo en la cabeza, le lanzo una mirada asesina e intento golpearlo, pero se distancia mucho de mi lugar.

—¿Qué diablos te sucede? —Bufa alzando las manos a la altura de los hombros en señal de interrogación e irritación. Me demuestro indiferente respecto a su pregunta, se aclara la garganta y prosigue—: ¿No pudiste haber tratado un poco mejor al doctor? Él solo está haciendo lo que le corresponde en su trabajo, no tiene absolutamente la culpa de lo que te sucedió ni de tu mal carácter.

Pongo los ojos en blanco y lo único que hago es resoplar por la nariz mientras intento empujar la silla con las manos en las llantas y salir de la habitación lo más pronto posible.

Giro la perilla y la entreabro, retrocedo maniobrando torpemente la silla y la abro por completo, salgo dejando solo a Joel en la habitación.

Avanzo por el pasillo solo, chocando con los pies de algunas personas que se cruzan en mi camino. Intento controlar las emociones que tengo a flor de piel. Ya ni siquiera sé cómo me siento, creo que hasta mis emociones no saben cómo expresarse.

Recuerdo mis mejores momentos jugando en los partidos en la cancha de futbol, las carreras que echaba contra los integrantes de mi equipo... recuerdo cuando Leticia planeaba viajar a la playa conmigo, decía que podríamos meternos al mar juntos, correr por la arena... pero todo se ha arruinado.

Recuerdo también cuando era aclamado por todo el público en el estadio o en las pequeñas canchas en las que jugaba al meter los goles que nos hacían ganar, recuerdo también que el día del accidente me ofrecieron un contrato para formar parte de un equipo de una liga de Reino Unido.

Y, entonces, aparece ese coche y me destroza toda la vida, todos mis planes, todo... completamente todo. Me ha arruinado esa persona que quiera que sea por completo.

Llego a la recepción del hospital para firmar la hoja del alta con la enfermera que está detrás del enorme escritorio. Me lo entrega, lo firmo y maniobro de nuevo las llantas de la silla para dar la vuelta y quedar de frente a la puerta de la salida.

Bajo la mirada a la hoja de papel blanco que tengo en las piernas y, de pronto, siento como alguien comienza a empujarme la silla por atrás. Miro sobre el hombro y veo a Joel detrás de mí con una bolsa deportiva colgada al hombro.

Fijo mi mirada de nuevo en la hoja de papel que tengo en las piernas y observo como en la casilla de "familiares" aparece el nombre de Leticia.

No me ha traído la nota del periódico en la que sale lo de mi accidente. Ni siquiera se ha aparecido en el hospital desde el día en el que se la pedí.

—Joel —profiero sorbiendo por la nariz—. ¿Sabes en dónde está Leticia?

Niega con la cabeza y continúa empujando la silla hasta cruzar la doble puerta de cristal de la entrada.

Los rayos de luz del sol me chocan en los ojos, cegándome. Los entrecierro un poco hasta poder adaptarme a ellos. El coche de Joel se divida a pocos metros de donde nos encontramos nosotros, ya que es el coche más brilloso de todos.

Yo Soy Culpable (Culpable #1) ¡TERMINADA!Where stories live. Discover now