Un mes más tarde.
Tensión. Esa era la palabra para describir el estado en el que se encontraban todos los Exilium el día de la partida de Shaoran y Petra.
Por un lado, Isaías y Daalah estaban seguros de que el Escuadrón 575 era digno de la confianza de los Exilium. A lo largo del mes, toda la información que les habían otorgado era cierta y había sido confirmada por el mismísimo Kent.
El Jefe Suplente de los Guerreros no podía discutir contra ellos: habían sido puestos a prueba y los resultados habían sido satisfactorios.
Ahora los Humanos vestían como Exilium: con vestimenta de lana, de cuero y armaduras hechas de diferentes materiales. Les habían enseñado su cultura y sus costumbres, incluso todos tenían su piel pintada de un nuevo color: el Naranja, que representaba a los Humanos.
Había algo que le había quitado toda duda a Isaías de que algún miembro del escuadrón pudiera tracionarlos: ninguno tenía familia. Shaoran les explicó que de su camada solo él y Caleb tenían familia, mientras que la del resto había fallecido luego de una peste que mató a muchos Humanos.
-No tienen lazos con los demás humanos del grupo, lo cual significa que no existen promesas, no existen juramentos- confirmó Petra lo que Isaías pensaba- y piensan igual que Caleb y Shaoran: que los Humanos no deben ganar esta guerra porque nuestras tierras no les pertencen.
La tensión se debía a otra cosa. Petra, la Embajadora de los Aspersusque y Shaoran, el embajador de los Humanos, por orden de Thais, le habían informado a los Exilium el proceso de la misión de su Reina.
Por el momento los Illustratum habían decidido unirse a la alianza, pero todos sabían que los Illustratum eran más dóciles y amables, siempre habían tenido una relación más estrecha con los Fluxa y en el pasado habrían hecho lo posible para evadir una guerra.
El problema eran las otras dos Naciones.
Los Aspersusque no cedían tan fácilmente. Eran estrategas y siempre se aseguraban de aliarse al bando ganador. Convencerlos no sería fácil ya que los Exilium no despertaban simpatía en la Nación de los eruditos.
Los Aethereum eran un problema más grave, pero eso es para otro momento.
Ahora Kent e Isaías volvían a quedar a cargo. El pequeño, a pesar de tener catorce años recién cumplidos, ya cargaba con la responsabilidad de toda una nación sobre sus hombros y el resto lo respetaba (excepto Kent) porque ya era bien sabido que éste era el favorito de Habens Stateram y además tenía un dragón, lo cual lo convertía en el único a parte de la Reina en montar un dragón (sin contar al guardián de la montaña, pero nadie sabía de su existencia).
El día de partir llegó. Duilio había volado con la barca a costas y la había transportado a la costa opuesta de la nación. El viaje a la Nación del Este sería corto desde allí, tan solo unos días.
Duilio vino a buscarlos con Isaías sobre su lomo. Petra y Shaoran se despidieron del escuadrón, de Daalah, de Mei y de todos los demás Exilium.
La pareja montó sobre el dragón blanco e Isaías los depósito sobre la costa con delicadeza.
En la cercanía, escucharon el aullido de un lobo que hizo que los vellos de Shaoran se erizarán. Petra sonrió.
Su animal sagrado la esperaba.

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Aspersusque: Los Guerreros De Statera
Science FictionCuando el agua helada se derrita Y los gritos se transformen en lamentos, cuando el fin de una era de comienzo a la otra y este secreto esté expuesto, la guerra habrá terminado, y esto ha sido pactado el equilibrio roto habrá quedado la respuesta si...