Como cerdos que se dirigen al matadero, Petra, Shaoran, Eloy y los demás Exilium se adentraron en la Nación Aspersusque con lentitud.
Tardaron un día entero en atravesar la selva y alcanzar las puertas del palacio.
Se encontraban a unos metros de la enorme puerta de metal cuando Petra silbó, señal que le indicaba a todos los Exilium que aguardaran.
-Hay algo que no está bien- dijo la chica- ¿Quién deja la retaguardia de un castillo tan desprotegida?
La chica entornó los ojos en dirección al edificio y luego de unos minutos se decidió.
-Tenemos que cambiar de plan, mira, ni siquiera hay guardias, no hay nadie.
Shaoran siguió con la mirada él recorrió que la chica había hecho hace unos segundos y comprendió.
-¿Qué hacemos?- le preguntó el humano. Petra frunció el ceño, concentrada- algunos irán contigo y otros se quedarán conmigo. Si todo está bien ustedes entrarán y les dirán que el resto del grupo iba algo más rezagado que ustedes y si algo sale mal nosotros nos encargaremos de salvarles la vida.
Shaoran sonrió, burlón.
-Okay, soy la carnada- Petra lo golpeó suavemente y pudo ver frustración en sus ojos. A ella tampoco le gustaba el plan pero no veía otra opción.
La muchacha se llevó a todos los guerreros con ella, inclusive a Arley. El jefe de los guerreros conocía más a sus soldados que ella y necesitaba de su plena confianza.
Shaoran le explicó el plan a los demás (evitando el pequeño detalle de que quizás los estaba conduciendo a una trampa) y marcharon hacia la puerta.
El resto del grupo aguardó escondido entre la maleza mientras el Humano llamaba a la enorme puerta, sintiéndose algo tonto.
Otra vez los instintos de Petra no fallaron y todo comenzó a salir mal antes de que pudiera siquiera parpadear.
De pronto una lluvia de flechas atravesó el aire desde el aire y, uno a uno, los Exilium comenzaron a desmoronarse. Petra intentó correr hacia el humano, aún tenía a Shaoran en la mira, el muchacho estaba intentando arrastrar a una chica Exilium que había sido atravesada.
Déjala y sálvate, estupido. Pensó Petra, desesperada, mientras veía la lluvia de flechas cayendo a su alrededor.
Antes de que la chica pudiera salir de su escondite, alguien la agarró del brazo.
-No puedes delatarnos- le dijo Arley. La chica se sacudió con todas sus fuerzas pero el Jefe de los Guerreros triplicaba su tamaño.Petra sentía la sangre arder en su cuerpo, no podía apartar la vista de Shaoran. Intentó escaparse de vuelta pero Arley la sujetó con tanta fuerza que por poco le quiebra las costillas.
En frente suyo se producía una masacre y Shaoran estaba justo en el medio. Cada vez que intentaba rescatar a alguien, otra flecha lo remataba y él parecía bendito mientras todas las flechas lo rozaban pero no lo tocaban.
Hasta que ya no lo fue.
De pronto una flecha le atravesó el estómago y el grito de Petra solo fue aplacado por el grito del muchacho, que cayó al suelo entre la pila de cadáveres.
La Aethereum se retorció y casi escapa, sus ojos llenos de lagrimas no se despegaban de su novio que agonizaba en el suelo, pero un golpe en su cabeza le nubló la vista y poco a poco, todo se volvió negro.

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Aspersusque: Los Guerreros De Statera
Science FictionCuando el agua helada se derrita Y los gritos se transformen en lamentos, cuando el fin de una era de comienzo a la otra y este secreto esté expuesto, la guerra habrá terminado, y esto ha sido pactado el equilibrio roto habrá quedado la respuesta si...