Capítulo 26

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NATHAN.

Hoy era el cumpleaños de Amber. Me he pasado toda la noche en vela, pensando en sí le gustará mi regalo. Sinceramente, se lo compré cuando me fui de mi casa. No sabía si iba a volver a verla, pero una parte de mí necesitaba comprárselo. En cuanto lo vi, algo me dijo que le encantaría. Pero ahora me siento algo estúpido. Por lo menos estoy en su cumpleaños, por lo menos he podido volver a verla...

Era mi tercera cerveza desde que era consciente de lo que había hecho. Me sentía como una mierda, como un cobarde... Apenas llevaba dinero en mi cartera, todo se fue en alcohol. Me había ido porque necesitaba un respiro de todo, pero solo me encontré con más problemas. Cada vez que cogía la cerveza, esta se tambaleaba a causa de los nervios que había acumulado. Cada vez que oía abrirse detrás mía la puerta principal del bar, pegaba un brinco. Estaba aterrado, y en cierto modo, sigo estando lo.

Cuando el bar estaba casi vacío decidí que debía irme ya; eso y que se me había agotado el dinero. Salí a tropezones y como pude, para encontrarme a Zack y todo su grupo de matones apoyados en mi coche, como si llevaran horas esperándome.

---¡Eh, Nathan! Trae tu culo aquí, creo que nos debes algo---Me grita Zack. El pánico me sube a la garganta y comienzo a marearme.

Aprieto fuerte los ojos y vuelvo a abrirlos, fijándome en mi reflejo en el espejo, centrándome únicamente en la herida de bala. Aún sigo aterrado. ¿Cuándo volverán a por mí? Se que van a volver, nadie deja que alguien se vaya vivo de una deuda tan grande...

Miro por cuarta vez la cajita dónde se encuentra el regalo. Seguro que no le gusta. Es el típico regalo de novio enamorado, pero yo no soy su novio... ¿O sí? No tengo muy claro que somos, pero quiero que sea mía, en todos los aspectos.

Clarie me ha llamado diciéndome dónde íbamos a salir a cenar, por el cumpleaños de Amber. Se me ha hecho raro que fuera Clarie quién me dijera dónde se iba a celebrar, y no Amber.

Cuando llego al pequeño restaurante, localizo con la mirada a alguien conocido. Soy el último en llegar, como siempre. La mesa dónde están, está llena de gente. En ella puedo ver a Clarie, Ethan, Candy, Daphne, Austin y Amber... Clarie me dijo que todos iban a ir arreglados, y no se equivocaba. Amber va... Deslumbrante. Incluso sentada, puedo ver que va guapísima. Se ha maquillado un poco y lleva el pelo suelto y alisado y lleva un vestido azul marino pegado al cuerpo y algo escotado. Llego hasta la mesa.

---Ya era hora---Me regaña Daphne. Por lo que veo, no están ni Katie, ni Aiden. Menos mal. Con Katie termine mal, muy mal. Ella siempre me decía que quería algo más serio conmigo, pero yo no. Antes de conocer a Amber, pensaba que nunca iba a poder confiar de nuevo en una mujer. Pero aquí estoy, derritiendo me con su sonrisa mientras me pierdo en sus ojos verdes.

Me siento al lado de Amber y apoyo mi mano en su muslo. 

---Estás guapísima---Le susurro. Veo como sonríe y se sonroja levemente. 

Después de cenar, Todos pusimos sus regalos encima de la mesa y ella los fue abriendo, uno por uno.

Austin le ha regalado una pulsera con varios charms colgando. Daphne, un bolso. Clarie, un vestido de marca. Candy, unas entradas para un concierto de XXXTentacion y Ethan, unas botas, que al parecer, Amber llevaba tiempo queriendo comprar, porque le han gustado mucho. Y ahora, va a abrir mi regalo. Abre la pequeña caja y veo como una expresión entre dolor y cariño cruza su cara.

---Nathan...---Su voz está entrecortada.

---Lee lo que pone---La interrumpo. Lo hace y cuando termina sonríe con nostalgia. Se lleva el colgante al pecho y repite en voz alta, la frase que acababa de leer.

---Siempre a tu lado... Es perfecto---Mira el colgante del que cuelga una bala de plata y no puedo evitar sentir felicidad. Le ha gustado, de verdad que le ha gustado. No sabía si me iba a tomar por alguien insensible que se burla de su pasado, o por alguien que realmente quería hacerle un regalo que le recordara buenos tiempos. Menos mal que lo ha entendido bien. La bala tiene un significado, y es por su padre. Murió de un disparo y quiero que sienta que a pesar de eso, él sigue aquí, con ella. Nadie se va para siempre, nunca. Por eso he grabado en ella la frase: Siempre a tu lado. Para que sepa que su padre, siempre va a estar con ella. Y, en cierto modo, para que sepa que yo también. 

---Me alegro de que te guste---Le digo. 

Después de la cena, todos nos fuimos a nuestras casas, yo incluido. Cuando ya me había quitado la ropa e iba a meterme en la cama, me llega un mensaje de Amber:

He dejado el balcón abierto.

Es lo único que dice, pero no necesito más información que esa. Después de medio minuto sonriendo como un idiota a la pantalla de mi móvil, salgo a mi balcón y salto al suyo.

Amber está tirada en la cama, en pijama corto y con el móvil. Me dan ganas de hacerle de todo ahora mismo. Pero no quiero. Quiero ir despacio con ella, que se de cuenta de que para mi no es ningún juguete sexual. Que la quiero, joder. Y me da miedo perder la o asustarla. 

---¿duermes conmigo?---Me pregunta. Me acerco a su cama y me meto en ella. Amber rodea mi torso con las manos y me besa el cuello.

---Pensaba que querías que durmiese contigo---Le digo y me río.

---Vale, vale. Durmamos---Me da un último beso y apoya su cabeza en mi hombro, quedándose dormida. ¿donde me he metido? Creo que me estoy volviendo a enamorar.

intenta no llamarme amor.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt