-DEJA VU-

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Por unos largos segundos Inés consideró en hacer exactamente lo mismo que la última vez, solo que en esta ocasión no perdería la cabeza tan fácil

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Por unos largos segundos Inés consideró en hacer exactamente lo mismo que la última vez, solo que en esta ocasión no perdería la cabeza tan fácil...

—Esta vez si te acercas en verdad lo lamentaras...— le dijo a su compañero quien no se detenía.

— ¿Y qué me harás?— preguntó mientras Inés intentó mantener tranquilos sus impulsos.

—Tal vez después de esto todo el mundo me tache de fenómeno, pero créeme; después de estar en una hoguera en Salem ya nada me sorprende. —El chico frunció el ceño por lo que ella decía y se detuvo unos segundos, Inés juntó sus manos para crear una esfera de magia y lo hizo levitar, pero esta vez en vez de romperle el cuello lo arrojó a uno de los escusados, sin contar con que de nuevo no había medido su fuerza  y el chico se golpeó la cabeza contra la pared y murió en el instante. — ¡No otra vez! Bueno... lo intenté; supongo que esto tenía que pasar, espero que Emerick si me ayude con este asunto en el futuro. — miró su reloj y salió, Berrie la miró e Inés esta vez no se disculpó. —No me mires así, él se lo buscó. —Salió de la escuela y de nuevo corrió hasta el parque, sabía que en cualquier comento aparecería el protector de la realidad que la secuestró.

Se sentó en el pasto y al escuchar pasos de tras de ella  se giró de inmediato, el hombre sombrío la miraba con odio y aun así se acercaba.

—Sé que quieres asesinarme, no es necesario llegar a la violencia ahora, iré contigo voluntariamente. —El hombre se enderezó impresionado y creó un portal a Salem, Inés respiró hondo y entró, al cruzarlo el ambiente cambió de inmediato. De nuevo observaba a muchas personas con sus vestimentas antiguas, otro horrible Deja Vú, se quitó su mochila y la dejó a un lado de un árbol, sabía que en algún punto llegaría Dorian a rescatarla como la última vez, eso no debió de cambiar puesto que esa había sido una orden de los brujos ancianos. El hombre que la había llevado le amarró las manos y la hizo caminar por un sendero de personas que le gritaban sandeces y varias más le escupían sin importarles nada. El cielo se miraba color carmín; justo como la última vez, ella sabía que tenía que soportar lo que seguía, por lo menos hasta que Dorian llegara.

Al cabo de unos minutos ya la habían amarrado a la hoguera, su sangre se heló al ver que ya habían terminado de poner la madera, intento relajarse pero aun así no era nada fácil superar algo así, de repente el hombre con aspecto aterrador llegó con una antorcha en mano y comenzó a hablar.

— ¡Hoy es un día glorioso! ¡Hermanos y hermanas! ¡Con la muerte de esta bastarda  estamos a un paso más de terminar con la magia! ¡Estamos a un solo mago para terminar nuestro propósito! ¡Hoy nuestros dioses nos bendicen al entregarnos a la última Covenage! ¡¿Qué se merece?!

— ¡LA MUERTE! —volvió escuchar a toda la gente,  y aunque tal vez era algo aterrador estar ahí de nuevo, sabía que en algún momento Dorian llegaría y los haría cenizas. Observó al hombre con aspecto de enterrador acercarse con la antorcha  y cerró los ojos al ver que encendió la madera, todos comenzaban a celebrar alrededor, el fuego comenzaba a lastimar de nuevo las piernas de Inés y miraba varias veces al campo donde vio a Dorian la última vez... pero él no llegaba.

Engatozada: DorianWhere stories live. Discover now