Capítulo 32 (Penúltimo)

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<<Clarke

— Para irte.

Pero no quería irme, me levanté y miré al cielo, la di la espalda, ocultándola las lágrimas que caían por mi rostro, siento su mano en mi hombro, como si el tiempo hubiera pasado en un pestañeo de ojos, cambió, siendo nuevamente la Raven adulta y alocada que me acompañaba en el consultorio:

— ¿Y tú? ¿Vendrás conmigo? No quiero estar sola.

Le confieso aterrorizada. Raven amplía su sonrisa y me abraza nuevamente:

— Aun me queda un rato, Octavia demorará un poco.

Aun no sé si sueño, sí realmente estoy muerta o una especie de transición donde pueda despedirme o de alguna manera encontrar paz. Siento que algo me llama fuera de la habitación. Me separo de Raven, intercambiamos miradas y nos sonreímos. No hace el amago de acompañarme, así pues esta es la señal de que nos vamos a separar:

— Pero no por mucho tiempo— me responde, como si hubiera leído mis pensamientos— nos volveremos a reunir.

— No puedes imaginar lo afortunada que he sido al tenerte como amiga.

— Sin lágrimas, Clarke— aunque ya era tarde, estábamos llorando— este no es el final, es un nuevo comienzo.

Camino fuera de la habitación, está conectada con uno de los pasillos del hospital, la iluminación era clara, se encontraba vacío y se podía oler a los productos que usaban para esterilizar las paredes y el suelo. Camino hacia la puerta que hay al final del pasillo, no sé, esperaba que me llevara a un túnel con una luz al final, pero cuando abrí la puerta resultó ser un consultorio. Arqueo las cejas cuando me doy con una imagen que nunca me esperaría encontrar. La doctora estaba sentada en su silla detrás de la mesa jugando a... ¿una Game Boy?:

— No se lo digas a mi hija, pero sí— escucho su voz mientras deja la maquinita encima de su escritorio— que invento más entretenido.

La miro confundida:

— ¿Tú también has...?

— Estoy aquí porque quieres verme, Clarke— se encogió de hombros, se levantó de su silla y se acercó hasta la parte delantera de su escritorio para apoyarse, estaba igual que cuando la conocí— mira que cara tienes, siempre tan dramática

— Y tú siempre tan borde— le respondo mientras me acerco y me apoyo a su lado, permanecemos en silencio un rato, mientras siento su mirada clavada en mi— me siento horrible, Ontari, porque cuando se lo dije, lo hice de manera egoísta, lo hice para redimir mis pecados y no por ella...

— Las tres cometimos errores, es parte de nuestra naturaleza, somos humanos y hasta la persona más moralista, comete errores, nadie se acerca a nosotros con un libro y dice toma aquí está la respuesta a todas tus dudas o a decidir a quién amar, a quién odiar o ignorar, no somos máquinas y por desgracia tampoco está en nuestras manos controlar nuestros sentimientos. Así que estoy aquí ¿por...?

— No lo sé— respondo sinceramente— estoy esperando ese libro con las respuestas— bromas aparte, miré a la doctora Fisher, era como ver a mi yo antagonista— a lo largo de mi vida en ocasiones he pensado que ella hubiera sido más feliz a tu lado.

Pone una mueca:

— No me idealices, Clarke, es otro error que suele cometer el ser humano, idealizar a las personas, luego pasa lo que pasa, que llegan las decepciones— se encogió de hombros— puedes llegar a ser una perra con mucho carácter, pero reconozcámoslo has sido, eres y serás el amor de su vida.

Honor Guerra y Amor 3: Ella era... (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora