Parte 4

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Tantas lágrimas
Familias rotas
Corazones destruidos
Traumas para toda la población

Tanto sufrimiento
Tanto dolor
¿Para qué?
¿Para que ustedes se sienten en aquello que consideran trono, el oro labrado del pueblo, mientras ni sus patas pueden alcanzar?

Tanta sangre mancha las calles, miles de gritos que en el cielo se vuelven estrellas. Todas estas noches donde ya no es un grillo el que inunda el silencio, sino el estruendo de un pueblo que baleado y apuñalado trata de seguie gritando. Ya no son estrellas fugaces las que corren por el cielo, sino morteros que son la onda expansiva de todo el sufrimiento que la pareja presidencial dejaba a su paso.

Hacía tiempo dejó de interesarles el bien común, la salud de su pueblo, la ética y moralidad que se vestía de un cristianismo para ocultar su maldad. Gritaban al cielo que en un Dios creían, se vestían clamando que actuaban según la Biblia mientras apuntaban el arma hacia la frente de aquellos que en tiempos pasados formaron una escalera hacia aquel trono en el que ahora se cagaban.

Creímos que podíamos soportar más. Que conocíamos lo que era capaz de hacer aquel gobierno. ¿Podían sorprendernos en ese punto?

30 de Mayo del 2018. Inicia una marcha pacífica llamada "Las madres de Abril", en honor a todas aquellas señoras que habían perdido a sus hijos desde el momento en que las protestas comenzaron. Gran parte de la población nicaragüense se reunió en aquel lugar, inocentes y calmos gritando por aquellas personas cuya luz de vida habían aplastado como si fuesen insectos. Sin imaginar que cualquiera de ellos podía convertirse en mártir, en héroe.

La Juventud Sandinista y los antimotines se hicieron presentes en la zona de la UNI, disparando a diestra y siniestra, sin asco ni pena, sin moral ni ética. Nombres se agregaron a aquella lista... pertenecientes a almas hartas de vivir bajando la cabeza para no ver cómo el régimen Ortega-Murillo les escupía directamente al rostro.

Muchas madres llegaron apoyando a aquellas a las que sus hijos arrebataron. Desgraciadamente, una de ellas observó a su retoñito apagarse como una luciérnaga agonizante, falleciendo frente a ella. ¿Quién va a pagar por ese dolor?

¿Quién va a secar las lágrimas de la familia de aquel niño de 15 años?

¿Quién va a tomar el castigo por esos mártires que pacíficamente marchaban?

¿Hasta cuándo?
¿Hasta cuándo las calles tienen que llorar? ¿Cuántos litros de sangre y lágrimas serán suficiente para saciar el sadismo de aquellos perros que se creían reyes sentados en la presidencia?

Dolor del puebloWo Geschichten leben. Entdecke jetzt