4 ; Like a nodules

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Definitivamente iba a matar a ese mequetrefe ¡Eran las siete menos cinco de la mañana y aún no había terminado sus deberes!

Juro que cuando lo vea le voy a regañar como nunca. ¡Seguro que él está durmiendo y vendrá sin la tarea! Le odio, le odio mucho.

Chenle sacaba humos por las orejas, sin ser capaz de concentrarse en sus deberes. Al haberse quedado dormidos toda la tarde no hicieron prácticamente nada, Chenle casi chilló de la desesperación y fue corriendo a su casa para cenar y quedarse hasta tarde haciendo los deberes. Como que no había podido hacer ni la mitad, se despertó a las seis para intentar terminarlos, pero el sueño no ayudó a que avanzara.

—Park Ji Sung, estás muerto. —el mayor no lo decía ni con mala baba, porque puchereaba infantilmente, negándose a llegar al instituto con los deberes a medias. Nunca antes había fallado en eso.

Por mucho que pensara que lo odiaba, Jisung era la persona que más adoraba en todo el mundo. Aunque fuera un irresponsable a veces, un vago y algo despistado, desde que lo conoció, se esforzaba todo lo que podía y sacar mejores notas, y lo que siempre apreciaba de su conducta, era porque lo hacía por él. El menor siempre le repetía que estaba muy feliz de tenerlo de amigo, que sin él seguiría igual de desastre y que era una parte muy importante de su vida.

Siempre bromeaba diciendo que era su aurícula derecha.


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—No sé qué haría sin ti, hyung. —Jisung se encontraba aferrado al cuerpo de Chenle en un impulso de cariño.

—Pues ser el mismo chico despistado de siempre —rió el chino intentando no parecer demasiado nervioso pero, ¡Jisung estaba sentado sobre sus piernas abrazándole con todas sus extremidades!

Ambos chicos habían decidido estudiar sentados en la cama del mayor, y dos libros se encontraban abiertos por la misma página al lado de sus cuerpos. Uno era más desgastado que el otro porque Chenle lo había recuperado de una estantería donde dejaba los libros de años anteriores.

—No, contigo apenas lo soy —la mirada recelosa de Chenle le hizo replantearse sus palabras—. Bueno, un poco. Pero de verdad, eres, eres... ¡eres mi aurícula derecha! —mostró una sonrisa satisfecha.

Hizo reír al mayor con incredulidad.

—¿Y por qué tu aurícula derecha? —se atrevió a preguntar acariciando la espalda del chico después de conseguir abolir la inmovilidad de sus manos.

—Porque la aurícula derecha tiene esa cosa... Salió en el documental que vimos el otro día en biología, el nódualgo. Nódu, nódu...

—¿El nódulo sinusal? —preguntó sin estar demasiado seguro. Chenle tenía buena memoria pero con temas más complicados era difícil retener esa información.

—Sí, creo que sí. Y, si no recuerdo mal, esa cosa era el... el... ¡Demonios! No me sale —se cruzó de brazos arrugando la nariz, aún sentado sobre sus piernas.

—Ah, creo que era... el, el... ¿marcapasos del corazón? —aún miraba al menor atentamente, intentando indagar por qué le consideraba esa parte del corazón.

—¡Sí, sí! ¡Eso! —amplió su sonrisa rápidamente, volviendo a abrazarle como antes—. Pues eso. Eres mi aurícula derecha porque tiene esa cosita, y sin ella, el corazón no podría latir —puchereó con ese toque aniñado que derretía cada órgano del contrario en esa lentitud tortuosa.

Play me like a love song ❜ ┊ chensung _ jileWhere stories live. Discover now