La miro y quiero salvarla
quiero salvarla del daño de afuera
de la gente,
de esa gente malvada que grita
de esa gente que insulta
de esa gente que me hace ser como ellos,
que me dan ganas de matarlos
pero cuando tengo la mano en el puñal, el dedo en el gatillo, la pistola en su boca...
La miro...
La miro y quiero salvarla
del frío del verano, de las hojas caídas en primavera
del calor del invierno y de los lentes de sol en otoño,
del demonio que todos llevamos dentro (salvo ella)
del infierno en el que vivimos
que me da ganas de matarme
pero cuando tengo la mano en el puñal, el dedo en el gatillo, la pistola en mi boca...
La miro...
La miro y quiero salvarla
quiero salvarla de los gatos negros, de la buena suerte, de las malas rachas
de la tentación de pasar un buen rato sin medir el precio
quiero salvarla del fracaso, de los necios
de los que se creen más por vivir en un palacio.
Quiero salvarla del dolor, de las lagrimas, del amor
quiero salvarla de la muerte ajena y de la propia
quiero hacerla eterna, quiero acompañarla por siempre
pero cuando tengo la mano en la caja, el dedo en el anillo, el corazón en la boca...
La miro...
La miro y quiero salvarla... de mi
¿De qué sino?
