14. Cita con el doctor

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Lilian llegó a primera hora del día siguiente al Ministerio de Ciencia. Había decidido seguir el consejo de Teresa Castillo e ir en busca del doctor Montalbán para encontrar respuestas sobre lo que podría estar pasando.

Fue recibida por el científico en su oficina de inmediato.

-Detective Fuenzalida, ¿en qué puedo ayudarla?- la recibió Montalbán. Iba vestido muy elegante, con un traje a rayas y el pelo recién cortado. La invitó a sentarse frente a su escritorio, una gigantesca mole de roble.

-Me imagino que está al tanto de los últimos suicidios ocurridos en la ciudad- empezó Lilian- La investigación reveló que el factor que las unía a todas era un programa para dormir- hizo como que consultaba su libreta- el Relax 5.3, si no me equivoco. Además una de las fallecidas trabajó precisamente en el diseño de este programa.

-Así es, ella trabajó acá brevemente, pero creo que es una terrible coincidencia. Está comprobado en múltiples estudios que la inducción del sueño no provoca efectos colaterales, si fuera así, nosotros retiraríamos los aparatos de inmediato del mercado.

-Casi 10 muertes no son fortuitas, sobre todo con una tasa de suicidios del 0,3% el año pasado- dijo Lilian- Usted y su equipo se podrían haber interesado en estas estadísticas.

-Pero ustedes sí están interesados- replicó el doctor inclinándose a la detective- ¿Seguro que es una investigación policial o viene porque alguien le está metiendo ideas en la cabeza?

-Estoy haciendo mi trabajo y eso significa ver todas las líneas de investigación, doctor, ¿me permite?- le preguntó ella y el científico hizo un gesto de asentimiento. Ella hizo simuló que revisaba su libreta otra vez- ¿Habría alguna posibilidad de que alguien podría haber reprogramado el Relax 5.3 antes de que saliera al mercado?

-Imposible. Nuestros controles de calidad son del más alto estándar. Detective, por favor, somos una rama del gobierno, nos tomamos las cosas en serio...

-Mortalmente en serio, parece- le interrumpió Lilian- porque del equipo original que desarrolló el aparato sólo queda usted, si no me equivoco. Todos los demás se suicidaron o murieron en extrañas circunstancias.

-Otra terrible coincidencia, le aseguro. La muerte de tanta gente brillante es una pérdida para el mundo científico y para mí. Algunos de ellos fueron mis pupilos y los traté como mis hijos.

-Habla de Jaime Castillo, ¿verdad?- Lilian vio como la postura del doctor cambiaba- El primero en una larga línea de muertes. ¿Él probaba el aparato, cierto? No deja de ser interesante que haya sido la primera víctima.

-La muerte de mi equipo no tiene nada que ver con las muertes que está investigando. Jaime no soportó la presión que tal vez yo mismo le impuse y decidió quitarse la vida. Le garantizo que el Relax 5.3 es completamente seguro.

-Pero es un programa computacional y los programas pueden ser cambiados, por alguien o por algo.

-¿Hacerse sintiente dice usted? Eso es ciencia ficción- se molestó el doctor y se levantó del asiento- Detective, tenemos una mañana muy ocupada, espero me disculpe y haya podido responder a sus inquietudes.

-En lo absoluto, doctor Montalbán. Acá claramente hay algo que usted no quiere decirme. Pero no se preocupe, la próxima vez, volveré con una orden judicial y buscaré las respuestas yo misma- Lilian salió sin despedirse de la oficina. Teresa Castillo tenía razón. El doctor ocultaba algo, pero ella lo iba a descubrir.

El fin de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora