diez

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Felicidad no era una palabra que describía su relación, estos dos últimos años habían sido una tortura para Woosung, la pelinegra había cambiado demasiado, se había convertido en una persona violenta, le amenazaba con cosas terribles y con matar a su Jaehyeong.

Ah, él.

Hace mucho que no sabía de él, intento buscarlo a escondidas de su novia, pero jamás había sido capaz de volverlo a ver. Lloraba demasiadas veces al saber que fue su culpa de que Hajoon haya sido asesinado.

Se preguntaba en las noches sin dormir sobre él, preguntas que no sabía si iba a ser capaz de conocer la respuesta, sobre todo si había sido lastimado por Dahyun o Dojoon.

Ese estúpido.

No se cansaba de hacerle su vida un infierno, lo humillaba en público, lo golpeaba cuando Dahyun no se encontraba en casa, lo insultaba varías veces al día, etc.

Había pensado varías veces en huir de ese infierno, pero temía en que le harían si llegarán a encontrarlo, o peor, lo que le harían a Jaehyeong.

Sentía que se volvería loco si su vida seguía de ese modo, si una vez volvería a ver a su ángel hermoso, aunque sólo sea una última vez.

Sentía que moriría pronto, ahogado en el agua fria sin ayuda. Una vida que perdió el sentido sin su preciado amor. Cerró sus ojos por un momento, en sus últimos segundos sintió como unos protectores brazos lo rodeaban, fue ahí cuando sintió el único y bello calor que Jaehyeong le brindó.

[...]

La vida en otro lugar era diferente, había conocido a gente amable y otras personas que no lo eran. Había recolectado hermosas experiencias que jamás se imaginó vivir.

Demasiadas veces pensaba en Woosung, lo veía en todos lugares por culpa de su imaginación. La hermosa música que se escuchaba por debajo del Ecuador le recordaba uno de los sueños del mayor, componer canciones para todo el mundo.

Lo extrañaba demasiado, tanto que deseaba que estuviera a su lado.. que hubiese visto lo hermoso que era vivir sin ninguna presión.

Jaehyeong tomó una decisión, volverá a Corea para reencontrarse con Woosung y pedirle disculpas. Algo dentro de su mente se lo impedía, intentaba convencerlo de que estaba mucho mejor en Chile y que no era una buena idea regresar.

Pero vamos, últimamente Jaehyeong siempre seguía lo que su corazón le decía, Volver a ver a su hyung.


[...]


Desde el momento en que volvió a tocar con sus zapatos el suelo surcoreano, nunca paró de buscar a Woosung, en su apartamento, en las calles, hasta en el más aterrador bar o en el más pobre hospital del país.

No encontraba ni un pequeño rastro del mayor y eso le aterrorizaba, ¿Y si Dojoon le hizo algo?, él era increíblemente capaz de hacerlo.

Ahora entendía porque su mente le advertía de su viaje de regreso, corría peligro de al volver a estar al alcance de Park Dojoon.

Intentó calmarse, durante todo este tiempo no había sido capaz de visitar a su pequeño Hajoon, fallecido hace dos años. Compró unas hermosas rosas azules, con la cabeza baja caminó hacia una bonita tumba decorada con las cosas que le gustaban al menor.

Dejó el ramo acostado cerca de la lápida, sin embargo le llamó la atención una carta amarilla, de aspecto viejo y húmedo, tal vez paso mucho tiempo al lado de la tumba de Hajoon.

Jaehyeong la abrió y notó que dentro de ella se encontraban varias hojas, la primera simbolizaba un mapa del mismo cementerio, un lugar tachado no estaba tan lejos de él, sin dudarlo empezó a seguir el mapa hasta llegar a una tumba llamativa.

No por estar conformada por varios colores, sino por el blanco tan puro que se apreciaba, Lee abrió sus ojos impresionado al no creer lo que acababa de ver.

"Aquí descansa Kim Woosung, amable compañero y fiel amante de la música, su familia lo recordará para siempre.
25 de febrero de 1993 - 18 de enero de 2018"

No. Eso no era posible.. ¿Woosung ya no estaba vivo?, jamás podría volver a ver a su bello Sammy, lo había perdido para siempre, y por su culpa.

Las lágrimas volvieron a caer de sus ojos, se abrazó a sí mismo al darse cuenta de que ahora sí se encontraba sólo, sin su familia, sin su insistente hermano, y sin su bello hyung.


[...]


Dejar de sollozar fue difícil para Jaehyeong, quien con dificultad leyó las demás hojas de la carta, era más que claro que aquella letra era de Woosung.

Ahora se encontraba dentro del departamento del mayor, quien en su carta le había señalado cómo entrar a este sin ser corrido a patadas por el portero.

Dentro de ahí, parecía un campo de guerra, Woosung lo advirtió en su carta, pero le indicó al menor que en su habitación, dentro de una caja color blanco se encontraban varias cintas y papeles, eran canciones que Woosung jamás logró cantar para el mundo.

Durante toda esa noche de Junio, Jaehyeong descubrió lo especial que era para el fallecido, se sintió terrible al abandonarlo por tanto tiempo.

Aunque fuera en la vida, en la muerte, o en la vida siguiente, se aseguraría de hacer orgulloso a Woosung. Es una promesa.

fin.

Born to love you (jaesung)Where stories live. Discover now