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Jimin se despidió de su profesor con una sonrisa triste, a la mayoría de los chicos de su edad no le gustaba tener clases pero el era un chico fuera de lo común, siempre había sido diferente. Tanto él como sus padres estaban al tanto de esa condición y para mayor seguridad del menor decidieron educarlo en la casa. 

Jimin había dejado de asistir al colegio cuando cumplió 6 años, edad en la cual había vivido su primero enamoramiento de la niñez y era por esa misma razón por la cual sus padres habían decidido que ya no asistiría más. La decisión fue tomada cuando el pequeño rubio llego con su carita golpeada y el cuerpo lleno de moretones, los causantes de tal acto fueron niños de cursos mayores que lo habían sorprendido besando a Taehyung, su primer beso, su primer amor... pero un amor que causó golpes. 

Sus padres recibieron la noticia de manera neutral, tratando de no involucrar a Jimin en sus miedos como padres los cuales iban mucho mas aya de algo tan banal como: "tener un hijo gay" si no de como su hijo podía sufrir por el rechazo de su orientación sexual. Fue un tema que no discutieron pero luego de ver que Jimin seguía llegando golpeado y la institución no hacia nada sus padres encontraron más conveniente sacarlo del lugar y comenzarlo a educar en casa. 

Actualmente Jimin tenia 6 años, edad en la cual lo único que pedía era un amigo con el cual jugar. Sus padres trabajan todo el día y su Nana lo "cuidaba" en los tiempos libres, claro que estar a su cargo no lo convertía  en su prioridad. Nana ya era mayor y sólo se encargaba de recibir a los profesores del pequeño Park y darle las comidas que le correspondían a al mismo en los horarios establecidos. 

Jimin corrió a su habitación una vez que vio el auto de su profesor -y aunque él no lo supiese, su amigo- perderse en la esquina. Vio su habitación llena de juguetes, muchos de ellos eran figuras de acción que aún no sacaba de la caja porque no era la clase de juguetes que le gustaría utilizar. 

Caminó hasta su cama ya que si contaba con un poco de suerte se quedaría dormido hasta que sus padres llegaran y su aburrido día se habría reducido el tiempo suficiente. Antes de cerrar sus ojos y acomodarse tomó a su peluche favorito de toda la vida, "Cooky". No recordaba cómo lo había conseguido, es más, el pequeño rubio suponía que desde siempre había estado con él. 

Así era la vida del pequeño Park Jimin, hijo único de una exitosa doctora y un abogado reconocido, Park Jimin era quien siempre tenía los mejores juguetes, vestía las mejores ropas, viajaba a muchos lugares pero nunca tuvo nada de lo que en realidad había pedido, él sólo quería a alguien con quién jugar. 

Una persona que fuese su amigo. 

Una persona que quisiese estar para siempre con él. 

-Jimin, hora de cenar...- el pequeño muchacho abrió sus ojitos al sentir la mano de Nana mecer su hombro con suavidad.

-¿mis padres ya llegaron?.- 

-Ellos tuvieron asuntos que atender y no llegaran hasta mañana. 

El muchacho suspiró derrotado asintiendo tristemente para luego levantarse y caminar junto a su cuidadora escalera abajo. Jimin se sirvió el plato de comida que tenían para él. Era cómico ser el único sujeto ocupando la larga mesa del comedor principal, esos momentos le servían para recordar que tan solo se encontraba, era tan triste. 

No terminó su plato en su totalidad y aunque Nana le dijo que no era necesario, Jimin tomó el vaso ya vació para llevarlo a la cocina y dejarlo en el lava platos. Quizá era una molestia para Nana el hecho que el pequeño estuviese en la cocina sentado hablando de cosas que ella posiblemente no entendía pero Jimin necesitaba compartir un poco con alguien, necesitaba la compañía de un adulto para sentirse querido y necesario en la vida de esa persona. 

Hitori Kakurenbo ||KookMin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora