¿Perdí o gané?

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Jimin corrió escalera abajo hasta llegar al cuarto de lavandería. Ese era su lugar elegido. Cerró la puerta pero gracias a la luna tenía la mitad de la sala iluminada, con mucho cuidado abrió la lavadora y sacó el vasito con agua salina del interior para tomarlo entre sus manos e ingresar con el mismo al lugar tan estrecho. 

Agradecía ser un poco más pequeño que los niños de su edad ya que podía estar en el lugar sin muchas molestias, ya cuando se hubo recostado cerro la ventanilla de la lavadora y espero en silencio. 

Cooky nunca lo encontraría. 

Al pasar los primeros 5 minutos Jimin se sentía más que triunfante, pero de un momento a otro eso ya no fue así. El televisor de la sala de estar se encendió y Jimin mordió su labio inferior, Cooky estaba cerca y eso lo ponía tan nervioso... él no quería perder por ningún motivo.

La televisión comenzó a encenderse y apagarse, Jimin podía oír como un fuerte ruido interrumpía el silencio y luego se cortaba nuevamente. Hasta el momento todo estaba siendo divertido, Jimin se sentía victorioso porque si la televisión estaba haciendo eso significaba que Cooky estaba en el lugar incorrecto. 

Claro que sentir como la puerta de esa  habitación se abría lo hizo ponerse nervioso, muy nervioso. La sensación de ser descubierto lo desesperaba al punto de que su frente comenzó a sudar por la presión que estaba sintiendo. 

Escuchó el piso crujir y Jimin cerró sus ojos al máximo... el ambiente había cambiado mucho, se había vuelto todo denso y de pronto el respirar en ese espacio tan pequeño se le hacia tan complicado. Se estaba desesperando... la sonrisa que antes conservaba en su rostro ahora no existía, al contrario, algunas lagrimas habían comenzado a acumularse en sus ojos como si alguien le hubiese inyectado una buena dosis de terror y agonía. 

Al otro lado estaba el niño desconocido sosteniendo a Cooky... una sonrisa burlesca se le formó en sus labios al darse cuenta que Jimin estaba a punto de largarse a llorar, lo sentía, ellos estaban conectados por ese muñeco, el pequeño rubio tenia miedo y él se encargaría de que eso aumentara todavía más. 

El peli negro dejo el conejo en el piso para dejar que este avanzara hacia la lavadora. Lo que venia era lo más maravilloso de todo. 

Jimin sintió como algo golpeaba el cristal de la ventana de la lavadora, por la silueta se pudo dar cuenta que era Cooky quien estaba haciendo eso. El rubio se aterro e intento acallar un grito aunque de igual manera se creía acabado, había perdido el juego. 

La puerta de la lavadora de abrió y una corriente eléctrica hizo que su cuerpo se erizara. Pero no sucedió nada. Nuevamente se sumergió en un silencio donde Jimin se quedó un buen rato callado hasta asegurarse que estaba completamente solo. 

El rubio comenzó a salir de su escondite para ir a otro lugar y fue en ese momento en que se dio cuenta que aun tenia el vaso entre sus manos.

-¿se supone que esto debía protegerme?.- pensó el chico sin entender muy bien para que servia ese vaso con agua y sal. 

Jimin se encogió de hombros y vertió el liquido sobre su cabeza. Suponía que eso funcionaria como una especie de protección y ya listo caminó hacia el segundo piso con cuidado, tratando de ver lo máximo posible con la luz que se filtraba por las cortinas. Su corazón latía tan deprisa que temía que saliera de su pecho, miraba a los lados buscando a Cooky y para su alivio este no estaba por ningún lado, ¿pero por qué se sentía observado? Jimin se giraba de vez en cuando para ver si alguien lo seguía pero no veía a nadie. 

Al llegar a su habitación se encontró con la televisión apagada. Jimin se acercó con cuidado ya que aún sentía esa tonta mirada sobre su persona, pensó que lo mejor sería ir directamente al baño pero el fuerte ruido de la televisión encendiéndose lo hizo girarse rápidamente, esta vez no lo pudo contener y un agudo grito salió de sus labios. 

Hitori Kakurenbo ||KookMin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora