REDENCIONES:

5.7K 360 39
                                    


REDENCIONES:

Kakashi estaba en las orillas del bosque, a pesar de que el tiempo había pasado, ese lugar aún le traía malos recuerdos, sin embargo no dejaba de ir por lo menos una vez por semana, un poco masoquista pero era lo único que le había quedado, recuerdos. Esta ocasión no estaba allí para seguir reprochando sus errores, la Aldea entera buscaba refugio. No había mucho que siguiera de pie.

Kakashi se recostó en el frío suelo y respiró hondo, inhaló tanto aire como pudo y un escalofrío le recorrió la espalda; hace unas pocas horas llegó a creer que ese había sido su último respiro. Esa tarde la Aldea Oculta entre las Hojas había sido atacada por Pain, había sido un ataque devastador, ruinas era lo único que se veía, miedo, un miedo grande había quedado. Ningún muerto, todos revivieron gracias al héroe del momento: Naruto, él no solo se había enfrentado de una forma formidable al entonces enemigo, sino que los salvó de la muerte. Hacía un par de horas se enfrentó a un enemigo que lo hizo desprenderse momentáneamente de la vida, y aunque toda la vida ninja se había preparado para morir, porque lo aceptaba como parte de ser ninja, se había sorprendido de la sensación tan amarga que lo embargó; su último recuerdo había sido el rostro de Sakura, su expresión dolida que aún calaba en lo más hondo de su pecho. Esa experiencia mortal no había sido del todo desaprovechada, arregló algunos asuntos inconclusos con su padre. Ahora se sentía un poco más en calma, solo, pero más tranquilo.

No había logrado que Sakura lo perdonara, ¿Cuánto tiempo había pasado sin ella? Demasiado. Los meses pasaron y Sakura cada día parecía mejor, la vio sonreír después de unos meses, recuperó un poco de su brillo tan especial en sus grandes ojos jade, ese semblante roto y dolido desapareció lentamente y dejó que su frescura juvenil la llenara de vida. Él aún seguía lleno de ella, seguía en el pasado y aunque había días en los que se entregaba de nuevo a su vida anterior, compartiendo la cama con cuerpos fugaces, fingiendo un desinterés por casi todo, besando bocas amargas y respirando aromas distintos varias veces por semana; cuando esa etapa pasaba, sólo quedaba el recuerdo de Sakura, era lo único constante en su vida.

Seguía siendo el encargado del equipo siete, la confianza había crecido notoriamente, llegando al punto en el que la médico lo había vuelto a llamar "sensei", era capaz de verlo a los ojos e incluso ofrecerle una sonrisa y quizá eso era lo más doloroso, que ella pudiera tratarlo con tanta indiferencia, como si ya hubiera pasado página y él odiaba eso. No quería su compasión ni amabilidad, necesitaba su rencor y dolor para sentir que la joven aún lo tenía en su sistema como él a ella. Él no era bueno fingiendo lo desdichado que se era.

Esa tarde había sentido a Sakura más lejos que nunca, cuando la ninja abrazó a su compañero agradeciendo su intervención y salvando a todos de un destino fatal, la vio tan entregada a otro que parecía que moría de nuevo. Aún después de tanto no se acostumbraba a verla como si nada hubiera pasado. Quizá se aferraba demasiado a esa semana juntos, pero había sido una probada demasiado dulce para una vida tan amarga.

-Creo que es hora de que empiece a aceptar que te perdí- susurró para sí mismo. Nunca lo había aceptado en voz alta y quizá era eso lo que necesitaba.

Tocó su pecho y sintió su corazón latir de forma irregular, siempre era de la misma forma cuando pensaba en ella. Esa tarde la había observado de cerca, verla tan entregada al hospital, a la gente que la necesitaba le recordaba cruelmente lo que había perdido. Había luchado a su forma por ella, para obtener un poco más que su perdón, pero la médico siempre se mostró indispuesta. Lo había intentando y era hora de aceptar que le tocaba perder. Los primeros meses estuvo tentado a volver a ANBU, no tenía sentido seguir en ese equipo si no podía más que instruir a Sakura, algunas veces estuvo frente a la puerta de la oficina Hokage dispuesto a presentar de nuevo su renuncia como sensei, pero entonces recordaba que le había asegurado a Sakura que no le fallaría de nuevo y cambiaba de opinión. Así que sólo se dejó llevar por el ritmo de vida que implicaba ser un ninja, ir de misión, charlar con los pocos amigos que tenía, dejó que la vida siguiera avanzando.

SEPARADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora