La iglesia estaba completamente a oscuras. Gael terminaba de limpiar todo, como siempre. No se dio la vuelta al sentir una presencia detrás de él. Ni tampoco cuando escucho el cartucho del arma cargarse, sonrió para sí mismo, recordando cada encuentro sexual satisfactorio que había tenido. Cada gemido y cada roce que se habían tatuado en el fondo de su alma oscura. La lujuria que tomo su corazón y le hizo robar la moral de muchas.
Arder en el infierno iba a valer completamente la pena.
Se dio la vuelta, mirando a Irene. Su cabello rojo estaba al descubierto, llevaba unos vaqueros y una camiseta vieja. Las heridas de sus brazos aun no cicatrizaban, pero tomaba la pistola con una determinación impresionante — ¿Vas a matar a tu ángel, Irene? — Dijo, con suavidad, Irene se estremeció al escucharle
— Tú no eres un ángel, eres un demonio que daña a las personas y debo acabar contigo—
—Un demonio al que amas— contesto con sorna. Ella no lo negó.
—Porque te amo, Gael, voy a hacer que pagues por todo lo que has hecho—
Disparo. Tres veces.
Las lágrimas cayeron al ver el cuerpo desvanecerse frente a ella. La sangre brotaba de su pecho, haciendo un charco en el altar. Gael Vázquez estaba muerto y ya no iba a volver. Ya no iba a dañar más mujeres, había sacado el pecado de la casa de Dios.
Tomo la pistola y la coloco en su sien.
Aun así, no podía vivir sin él.
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EN EL NOMBRE DEL PADRE
Short StoryLa sombra siempre se hace presente en un cuarto iluminado. La corrupción siempre llega a los lugares más justos, Y el pecado se esconde en los corazones más puros. Ganadora de la categoría historia corta en los premios Award...
