27

365 40 20
                                    

Ódiame o ámame, ambas están a mi favor. Si me amas, siempre voy a estar en tu corazón: si me odias, siempre voy a estar en tu mente.
William Shakespeare.

Tristán.

La noche no había sido fácil, estar tan cerca de ella y no poder estar juntos, me desquicia, creo que jamás entenderé por qué con ella nada es sencillo pero sobre todo por que nunca sale como pienso.

Había dormido poco, mi pensamiento siempre estuvo con ella, y en la manera de hacer que ella volviera conmigo, aunque no podía dejar De preocuparme la prensa, la gente que la iba a señalar o juzgar, ella es muy fuerte pero aún así se como puede ser tu vida cuando siempre están encima tuyo, como tú vida privada se vuelve del dominio público, y como todos se sienten con derecho a juzgarte.

Golpee con furia la barra de la cocina, esta maldita impotencia de no poder protegerla.

¡Como me gustaría poder tener el poder de aplastarlos y lograr que la dejaran en paz!

La mañana se me había hecho demasiado larga, aún se sentía raro y fuera de lugar la casa "Mi nuevo hogar" recordé como una vez mi ángel me había dicho que el antiguo departamento no tenía nada personal, como se notaba que nada era mío, que era muy bonito pero de aparador, y tenía razón, en casa de mi madre ella y Nana eras las que se encargaban, y para el departamento donde vivía antes de volver a verla había contratado una agencia que se hizo cargo de todo.

Esta vez estaba decidido hacerlo yo, buscaría cosas a mi gusto, al de ella, hacerlo nuestro hogar... aunque eso sería cuando lograra que entrara en razón.

Unos leves golpes en la puerta me hicieron volver al presente, sonreí obviamente nadie sabía dónde estaba, solo ella, así que solo podía ser una mi visita, me acerque a la puerta y puse cara seria ya que estaba seguro ella venía en plan de guerra.

Me quede de una pieza, cuando abrí la puerta.

-Así que aquí es donde te escondes.

-¿Que? ¿Como demonios... olvídalo - lo comprendí en cuanto la vi detrás de nosotros, ella me veía con una sonrisa sarcástica recargada en el marco de su puerta.

-¡Tito! - La pequeña Majo salió detrás de su padre y corrió hacia mi.

-Hola pequeña - La abracé y quise darle un beso, pero ella se quitó - Oye ¿Que?

-Te hago la coba, la cobra - miro a mi ángel quien sonrió más ampliamente.

-¿Así y eso que es?

-Quitarme cuando me quieres dar un beso, por estoy enojada contigo - intente no reírme cuando escuche algo así en su vocecita de niña.

-Mmm ¿Y dime quien te enseño eso? - Por supuesto que lo sabía.

-Mi Tita. - La niña la miro, ella le guiño un ojo. La niña me soltó y me hizo bajarla - Ya me voy, te voy a dar un beso cuando te quiera otra vez - fue directo a mi ángel, que en este momento era un demonio con una dulce sonrisa. -Tito cuida de papaito mientras vuelvo.

-Por supuesto,  ¿Pero a donde van? - ellas solo se marcharon.

-Anda entra invítame un trago - Fernando ingreso y cerro la puerta.

-Pero ¿A donde fueron? -insistí.

-Van a tener una tarde de chicas.

-¿Como que una tarde de chicas? ¿En donde? ¿Quienes?

-En un bar de stripers - dijo de lo más tranquilo.

-¿Como que..? ¿Que carajos? ¿Como puedes..? ¡Vete a la mierda! - Le dije cuando soltó una carcajada.

Angel de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora