Bad Boy [Sysack] [EDITANDO]

Capítulo 52

Narrador omnisciente 

El castaño se la pasaba caminando tranquilamente por los pasillos arrastrando los pies en un arranque de diversión que le dio al entrar a la institución, con su mochila colgada a los hombros y su rizado cabello de un modo 'natural' que tanto lo caracteriza. Era de mañana y el tráfico estudiantil era nulo, no se encontraban demasiadas personas rondando, y las pocas que se dignaban a pasar por los alrededores, estaba bastante tranquila. Todos concentrados en lo suyo, como un día normal en una universidad donde el caos —más estando con el ojiverde presente— puede llegar con tan solo dar vuelta en la propia esquina. No había nada sumamente interesante en aquellos instantes. Sus amigos no estaban, ya que le habían dicho que se verían más tarde; y Andy tampoco se encontraba presente ya que mencionó algo sobre ocuparse de un 'asunto matutino', así, dejando solo al castaño. 

Pero claro que ese no resultaba ser un problema para él, ya que no importaba con qué persona se encontrara o si se encontraba completamente solo, siempre había algo que probar y un lugar en el gran mundo para llevar a cabo. Esos dos recursos eran los únicos que Oliver requería para poder pasar un grandioso día; y mas valía que así fuera, porque no era por presumir, pero el día —a pesar de la hora— resultaba ser uno verdaderamente encantador. Con aquel clima templado, como si todo estuviera cubierto por niebla, además de la ligera brisa ausente de calor que golpeaba sin fuerza los rostros de los estudiantes que a su vez, paseaban acompañados de ropa abrigadora debido a las condiciones. Pero que claro, no era un impedimento para asegurar que el día aspiraba a ser increíble. 

Al cabo de recorrer varios pasillos tratando de hallar a la persona indicada para llevar a cabo lo que sea que se formara en su mente. Se dio cuenta de que ese individuo tan fundamental no se encontraba caminando por esos aburrido e insípidos pasillos. Ahora que lo pensaba, el tan solo pensar en la palabra 'pasillos' era motivo para querer cortarse las venas con un pedazo de pan con el fin de acabar con su sufrimiento. La palabra era tan extraña y los mismos pasillos tan vacíos y sin gracia, que Syko terminó por correr apresurado hasta las áreas verdes de la universidad. Por lo menos ahí si tendría mucho más que observar, y con un poco —mucha— suerte, encontraría al cómplice perfecto para la gran estupidez del día. Después de todo, algo tenía que hacer con la gran imaginación que poseía, incluso si no era tan bueno para los demás.

Las áreas verdes eran, eso mismo. Grandes extensiones de verdes pastos podados a una altura perfecta sobre los cuales, se alzaban variados árboles de mediano tamaño que servían —a parte de brindar oxígeno— como lugares perfectos para sentarse y a la vez, cubrirse de los rayos solares. Claro que esto no era necesario ahora porque la gran estrella de fuego era cubierta por las nubes. También, unas cuantas pequeñas flores de variados colores creían en el pasto. Era un paisaje natural estupendo para todo aquel que quisiera desconectarse aunque sea por un rato de la sociedad tan tecnológica. 

Oliver se sentó en una de las varias bancas de madera que se encontraban en el lugar. Aunque no quisiera admitirlo, había quedado agotado después del gran recorrido que tuvo que realizar. Por la mañana, se había levantado con una energía tan impresionante, que no hizo falta una alarma para poder correr con toda la actitud a realizar la rutina del diario y llegar corriendo a la institución, la cual recorrió de arriba abajo en busca del individuo. Al final, terminando en aquella banca sin éxito, pero no por eso iba a rendirse, eso no formaba parte de su Olisaurus Style. 

Aprovechando la vista que le brindaba el estar sentado en ese lugar, dio un vistazo a todos los alrededores hasta que sus ojos se detuvieron en el chico sentado en una banca lejana leyendo atentamente un libro que en base a su aspecto, se veía bastante viejo y desgastado. Entonces lo vio, ¡Era el sujeto perfecto!