Hogwarts: Forbidden Blood

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Es un nuevo año escolar para los estudiantes de Hogwarts y hoy es el día en que los estudiantes buscan sus herramientas de estudio para nutrirse de información y usarlas con sabiduría durante todo el año, desde que terminó la guerra donde lo ganó el Niño que Vivió junto con sus amigos, el mundo mágico se sentía con una seguridad notable y una paz plena, la supremacía de sangre mágica que tanto querían los sangre pura radicales no existe y existe una armonía entre los hijos de muggle, mestizos y sangre pura.

En este momento el Callejón Diagon se encuentra abarrotado de personas de diferentes tamaños, contexturas, personalidades, puntos de vistas con un sólo propósito: Aprender, éstos jóvenes tendrán su primera experiencia en Hogwarts dentro de unos meses y para ello necesitan sus herramientas para que el proceso de aprendizaje sea más efectivo.

Los jóvenes están admirados por la belleza sublime y majestuosa del lugar, era cómo algo nuevo para ellos y lo es aún más con los que son hijos de muggle y tienen una razón, sus padres no conocen la magia como tal y lo toman cómo algo desconocido; las personas pasan por todos los lugares y cada vez que salen de alguna tienda llevan algún objeto cómo un libro, un caldero, una lechuza que los ayude a llevar la correspondencia y lo que más desean es buscar su varita, a pequeñas horas de la mañana un joven de cabello castaño y de ojos chocolate entra a la tienda de Ollivander con una sonrisa inocente en su rostro, era su primera vez en este lugar, después de varios minutos probando varias varitas, salió de la tienda visiblemente emocionado y comenzó a saltar de alegría, luego de eso se fue con un gigante conocido por todo Hogwarts a recorrer el resto del callejón.

Cada joven que entra a Hogwarts tiene una historia por contar y un objetivo por alcanzar, algunos desean ser alguien en la vida y valerse por si mismo, otros desean ser felices con su família, y Hogwarts les dará los valores y la información necesaria para que lo usen en su futuro.

Durante el resto de la mañana más jóvenes entraron a la tienda de Ollivander a buscar su varita y habían personas notables como los Malfoy que venian con 2 niños parecidos a Draco, tambien apareció el legendario Harry Potter con su hija Lyra y otros estudiantes que participaron en la segunda guerra mágica, ellos ven el lugar con nostalgia y con orgullo y ven cómo sus hijos y familiares van a la escuela que los vio sobresalir y la cual protegieron con su vida.

Más allá por la tarde siguen viniendo más estudiantes recorriendo todo el Callejón Diagon y ésta vez vienen de otros países cómo España, Rusia, Irlanda y se ve cómo la magia va llegando país por país, Hogwarts ahora es reconocido mundialmente en el mundo mágico y en el mundo muggle.

Los jóvenes muestran una sonrisa de oreja a oreja al salir de la tienda, saben que están a punto de tener la mejor experiencia de toda su vida, vivir cómo mago, cuantas veces hemos soñado hacer trucos simples cómo levitar una pluma o flotar en el aire, se que sonará extraño más hay mucha gente en el mundo incluso muggles que sueñan con ver este mundo donde la magia es visible y se puede tocar no cómo algo imaginario sino cómo algo verdadero.

En este instante llega la directora Minerva Mcgonagall al Caldero Chorreante y ve a los estudiantes que les enseñó y comienza a llorar de orgullo, fueron sus mejores estudiantes y les tomó un gran cariño y era raro ver eso en ella, con una sonrisa grande en su rostro dice viéndolos directamente:

—Buenos días jóvenes, ya están más relajados ya que no tienen que salvar al mundo de los mortífagos—

El grupo de chicos que estaban ahí mostraron una sonrisa honesta y sincera y la miraron con lágrimas en los ojos, ellos la consideran cómo su madre ya que los protegió en todo momento y les enseñó cosas que no enseñó a otros y uno de ellos con cabello rubio, ojos azules y cuerpo de princesa dice en una voz soñadora que la caracteriza:

—También estamos felices por verla profesora y respondiendo a su pregunta, si, estamos mas relajados ya que no tenemos que salvar al mundo—

Mcgonagall la miró con orgullo a la chica que habló, su nombre era Luna Lovegood, una de las que participó en la guerra, era una soñadora más transmitía paz en los momentos más duros de la guerra, por ahora estaba soltera y no quiere encontrar el amor tan pronto, sólo quiere esperar al indicado, antes de que la señora hablara otra vez una niña de piel morena y cabello negro azabache se tropieza con ella y cae al suelo haciendo una mueca del dolor.

Uno de los jóvenes que estaba ahí la levantó y la sentó en su regazo y dijo en una voz inusualmente paternal:

—Lyra Potter, te he dicho que no corras cómo alma que lleva el diablo por todo el lugar, además llegó tu tía Mcgonagall—

La niña mostró una pequeña sonrisa y la saludo con un cálido abrazo y se sentó en una silla al lado de su padre que era nada más y nada menos que Harry Potter.

Pasaron las horas y seguían hablando de cosas triviales y anécdotas que ocurrieron cuando salieron de Hogwarts hace años y Mcgonagall mantenía esa sonrisa de orgullo por ese tiempo, sabía que ellos llegarían lejos más no se imaginó tanto, Harry y Ron son Aurores, Hermione trabaja en el ministerio de magia, Luna recorre el mundo en búsqueda de animales extraños, Ginny es jugadora profesional de quidditch y Neville es profesor de Herbologia, pasaron por muchas cosas en sus siete años en Hogwarts que les quitaron su juventud y ahora están viviendo una vida normal.

Hablando de los estudiantes nuevos, ellos siguen pasando por cada sitio del callejón viendo cada tienda y comprando lo necesario, se escuchan gritos de júbilo por parte de los niños, algunos ríen de las ocurrencias del otro, se escucha a algunas niñas hablar sobre los objetivos que quieren alcanzar en Hogwarts.

Al caer la noche todos se fueron para sus casas felices por haber comprado sus herramientas y esperan ansiosos a ver que pasará en su primer año escolar en Hogwarts.

Este año será el inicio de una aventura mágica para ellos, aprenderán lo básico sobre la magia cómo es habitual cada año más uno nunca sabe que puede pasar, el destino es impredecible, pueden tener un año calmo o pueden tener un año alocado, uno nunca debe esperar lo que debe pasar porque sería aburrido y muy predecible si lo hicieran, deben vivir la vida como si fuera el último día todo el tiempo.