It feels like floating

957 118 45
                                    

Tony, mira esto.
Tony, escucha.
Tony, ven a ver.
Tony, ¿cómo se hace?
Tony, necesito ayuda.

Escuchar su nombre salir de los labios del súper soldado se había vuelto algo tan habitual en las últimas tres semanas, y es que desde que había inducido al hombre en el mundo de la música, éste parecía estar demasiado entusiasmado por haber encontrado algo en lo que además de gastar su tiempo, le entretenía. Avanzaba con demasiada rapidez y eso era algo extraordinario.
La verdad es que pedir ayuda al genio millonario para manejar la tecnología y ver sus clases en línea, ya no era lo único que hacía, desde cosas simples como utilizar algo que no conocía, preguntas tribales sobre los años que se perdió, cómo estuvo su día, ya formaban parte de una buena vida rutinaria, una vida rutinaria con tres semanas de antigüedad. Stark podría afirmar sin pelos en la lengua que todo eso, no le disgustaba. Podía hablar normalmente con ese hombre, contarle sus días de negocios y sus planes para nueva tecnología aunque al final Barnes terminara mirándole como si entendiera, pero claro ese no era el caso. El hombre con brazo de metal incluso estaba ya enterado de que, Tony, seguía en contacto con ese chico araña que tanto le había conmocionado aquella vez en el aeropuerto, y era divertido, bastante gracia le hacia escuchar, ver como Stark parecía una madre preocupada cuando el muchacho hacía alguna cosa que consideraba peligrosa.

Cuando encuentras algo, alguien, que te hace sentir a salvo, en paz, con calma, es normal que intentes pasar más tiempo con ese alguien y, pasar más tiempo juntos solo logra reforzar ese lazo creado, más allá de dependencia, creado por gusto. Esa era la actual situación de James, llevaban quizá más de tres meses en convivencia y solo podía sorprenderse de lo rápido que se volvían cercanos de una manera amistosa.

—¿De verdad tengo que aprenderme esto? No sé si estés consciente de esto pero para un novato como yo, es bastante difícil, ni siquiera estoy seguro si ésta canción me gusta tanto — hablaba Barnes mirando por quinta vez, las partituras de una canción que Stark le había dado.

—Cuando dije "tocaras las canciones que me gustan", hablaba en serio. Si en algún momento mi tono no pareció serio, no me voy a disculpar porque debiste notarlo, obviamente —respondió mientras caminaba por la sala, terminándose un pan tostado que llevaba en la mano —. Consideralo tu castigo, no, tu camino a la redención por haber dicho que AC-DC no era una buena banda —le señaló de forma acusatoria.

—En primera, no dije que fuera una mala banda, solo dije que todavía no sabía si me gustaba su música. En segunda, pudiste elegir algo más fácil, no puedo aprenderme todo esto para cuando vuelvas.

—¿Cuál es el punto de aprender si te da miedo ir por las cosas difíciles? Serán como... ¿tres días? Quizá más, o menos, no tengo un horario preciso de cuánto tiempo toma atender un negocio y acabar con un montón de gente mala haciendo cosas malas que ponen en peligro a niños que siguen metiéndose en problemas —hablaba, con un notorio tono irritado mientras más se acercaba al final de sus palabras.

—¿Lo dices por la araña? —alzaba una ceja, entre confundido y divertido por la situación —, creí que habías dicho que ya había demostrado ser lo suficiente capaz para hacerse cargo de sus asuntos.

—Sí, y ese es el problema, estos son mis asuntos. Son mis asuntos y que sea capaz no significa que deba hacerlo todo el tiempo.

—Te preocupas demasiado por él —alzaba los hombros, recargándose en el sofá. No sería la primera ni la última vez en esa semana que lo escuchaba de esa manera, no desde que, según le había contado, el resto de unos hombres de mala calaña, se volvían a juntar para fabricar armas peligrosas con tecnología de cualquier parte del mundo.

Till we dieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora