2. Decadencia

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"Todo lo que debilita y deprime al hombre. Le sugiere la decadencia, el peligro y la impotencia."

Nietzche




Se miro una última vez en el espejo, el reflejo le devolvía la imagen de un hombre sonriente y confiado, con su traje Armani emprendió el camino a la empresa

Bajo las escaleras hasta llegar a la entrada mientras evadía como un profesional a Sofía

Le tenía un gran cariño a la mujer de edad avanzada, pero lo que menos quería era explicar el porque de su comportamiento, casi había logrado su misión, pero al tocar la perilla escucho su nombre

—¿Anthony a dónde crees que vas?

—A la empresa, ya sabes a trabajar, estallar cosas, la dominación mundial lo típico

—no has desayunado jovencito y no creas que no me he dado cuenta que me has evitado toda la semana

—pasaré comprando comida

—Una dona y café no es comida

—Claro que sí, es el elixir de la juventud— la mujer meneaba la cabeza de un lado a otro en sinónimo de negación, sabía que por más que insistiera, el castaño se negaría con una terquedad exasperante

—Ten mucho cuidado—. Salió bien librado del posible regaño que sufriría. Últimamente su vieja amiga parecía dispersa, hasta algo más cansada de lo habitual, debía ser normal a su edad

Condujo entre las calles de Manhattan libremente, rara vez se encontraba con algún embotellamiento, en el ambiente se podían apreciar a las personas caminando a paso tranquilo entre las avenidas rumbo al trabajo o jugaban con sus perros y no podía faltar el típico loco que gritaba sobre el fin, como si hiciera falta recordarlo

Estaciono su hermoso BMW en frente de la cafetería que tanto le había encantado, un descubrimiento de algunos años atrás mientras buscaba esconderse de los paparazzis

Se bajó del vehículo dejando a Jarvis a cargo de los seguros y las alarmas, Se adentro al pequeño establecimiento. Detrás de las puertas de cristal se encontraba un delicioso olor a café molido con algún postre recién salido del horno, las paredes se encontraban tapizadas con las figuras de las leyendas de los 80's, las mesas tenían un aire antiguo, el piso era una cuadrícula clásica negro y blanco mientras la melodía psicolódelica de Pink Floyd relajada a los pocos clientes

—¡¡Mocoso!!

—¡¡Big mama!!

—Te esperaba hace días, espero no te estés metiendo en problemas

—Nada que tu no harías hermosa

—Eso es lo que me preocupa ¿lo de siempre?

—Claro que sí— observó como Mary se adentraba a la cocina perdiéndose entre la puerta con su platinada coleta, era una enérgica mujer de carácter fuerte, ella y su esposo abandonaron su empresa en Londres hace algunos años para abrir la pequeña cafetería, querían algo tranquilo para el retiro, ambos rondaban lo 60 pero tenían una jovialidad que muchas veces rebasaba la suya, adoraba su fortaleza, era una de las pocas personas que los años solo les daba más tenacidad, con su moda tan bohemia le hacía pensar en la bella mujer que en algún momento había sido

—Aquí está cariño, le puse de mi jalea especial

—¿Qué haría sin ti?

—Mejor no lo averiguemos— se dispuso a comer el delicioso manjar que tenía enfrente. Le encantaban las donas caseras que Jonh preparaba y la jalea artesanal de Mary hacían del platillo un tesoro nacional a su parecer, al saborear los últimos rastros del dulce pudo apartar su vista del plato para percatarse de los murmullos del lugar

Vientres sin Cuna - StonyWhere stories live. Discover now