Capítulo 1

653 190 124
                                    

Su respiración comienza a agitarse, vuelve a mirar hacia la pared crema de candelabro con velas vainillas; su frente comienza a gotear sudor dejando al colapso su perdición de tanto encierro

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Su respiración comienza a agitarse, vuelve a mirar hacia la pared crema de candelabro con velas vainillas; su frente comienza a gotear sudor dejando al colapso su perdición de tanto encierro.

—¿Dónde me tienen?—Pregunta con los ojos cerrados.

—Rafina... ¿qué me hicistes?— Murmura intentando mover su cuerpo en la cama cubierta por una fina manta negra.
—Ya no más... necesito ayuda.—Su voz se vuelve ronca, vuelve a abrir los ojos.

—¡Ayuda!—Su voz desgarradora hace aparecer a un celador dentro de la habitación.
—Por favor...—Ella lo visualiza, su petición se ve afectada por la letal debilidad que posee.

—Eres mercancía de la costosa.—Él detalla cada centímetro de su cuerpo.

—¿Quién eres?—Cuestiona a penas ve la silueta masculina distorsionada por una neblina en su vista.

-—¡Ten piedad de mí!, aún recuerdo cuando me secuestraron,yo no soy como las otras, por favor desatame, ¿puedes ver mis ojos hinchados?, ¿puedes verme ensangrentada de lágrimas?, ¿puedes ver el monstruo de 18 años que llevas encadenado?— Comienza a desesperarse más, al ver que está perdida en un laberinto nervioso.

—Dile a Rafina...—No completa la frase por falta de fuerzas.

—Diles que el cielo se teñira de sangre y lloverá lágrimas de la misma niña que arrebataron y han ultrajado. Diles que mis huesos siguen de pie a causa de la ira, que éste lugar no me atormenta, me fortalece.—Sus sucias y delicadas manos intentan medir fuerzas con las cadenas que la atan al olvido, desaliñada de alma y desbordada de su odio, se roba el silencio frente al enorme hombre que la vigila.

—¡Diles que no los olvidaré!, ¡que sus manos no podrán recorrer mi cuerpo!, ¡hicieron un mounstruo!— Escupe al hombre, éste la ignora como si se tratara del ruido de un insecto.
—¡Arrebataron mi vida!-—Se ahoga en lágrimas, como si su último aliento clamara al delirio del que está padeciendo.

—¡Auxilio!, ¡alguien que me escuche por favor!—Sigue forzando su débil y pálido cuerpo a levantarse de la cama.

—Creo que algo te callara.—Él hombre robusto de 1.85 metros, de tez blanca y vestimenta oscura; saca de una caja azul un frasco de un líquido y una aguja.

—¡No me toques!—Grita desesperada al primer brusco agarre en su brazo.

—¡No!, ¡eso no por favor!—Suplica temblando de miedo al ver la aguja cerca de ella.

—Shhh... tranquila preciosa.—Él susurró al primer pinchazo en el brazo de ella.

Su débil cuerpo cae rendido a la enorme cama; como si su alma hubiera salido del dolor al descanso; él se saborea al mirar el hermoso cuerpo de ella, despeja unos cuántos cabellos de su delicado rostro y apega sus labios en el cuello de ella.

—Así calladita te ves mucho mejor.— Tararea mirándola.
—Te puedo hacer mía, estás deliciosa maldita perrita...—El hombre se inclina encima de ella, pero unos pasos lo hacen frenar ante su intento de abuso.

—No es tuya.—Tres palabras paralizan al hombre.

—Ella...—El vigilante quitó sus manos de la chica y se puso de pie frente a la presencia del tipo elegante dentro de la lujosa habitación.

—Ella... no es para tocarla.—Responde el atractivo caballero rubio, de apariencia costosa y hermosos ojos.

—De todas es la mujer más especial,¿ es hermosa no?—Deja arraigado a su mirada en ella, cuanta ilusión.

—No la toqué, no he abusado de ella.— Responde tartamudeando el vigilante al ver el arma que saca el extraño hombre.

—Ella, es totalmente frágil y yo pagué mucho por ella para que un impuro como tú la haya manoseado.—Éste acomoda sus guantes negros; sin parpadear dispara una bala contra la cabeza del vigilante rompiendo el silencio , dispersansado sangre por la pared y el piso de la habitación.
El placer y tranquilidad ondea en el rostro emocionado de él; se acerca maravillado al borde de la cama en donde duerme ella, sus ojos destilan ternura al tocar sus mejillas e ignorando el asesinato que acaba de cometer; toma con suavidad las manos de ella poniéndola en sus labios.

—Ahora puedo decir que mi gran sueño lo ha cumplido el dinero.—Con fuerzas intenta desatar las cadenas en sus manos, pero parece imposible.

—¡Muchachos!, ¡pueden pasar a ayudarme!—Él grita ordenando a sus guardaespaldas. Cuatro hombres vestidos de negro y con mucha seriedad en su actitud entran a la habitación, uno de ellos arrastra por los pies al muerto para despejar el paso.

—El cadáver lo desaparecen y corten las cadenas de ella.—Indica a sus guardaespaldas.
Mira hacia su espalda y sale de la habitación para hablar con una mujer de buen vestir,pelinegra, de cuerpo voluptuoso, con unos cuantos años que su piel no deja escapar.

—¡Oh!, esto...— La primera impresión de la mujer al dar un vistazo por la puerta.

—Deberás pagar un poco más por asesinar a uno de mis hombres.—Ella molesta opone su precio.

—No hay problemas por dinero, ya tengo lo que quiero.—Responde mirando desde afuera como desatan a la chica.

—Un hombre como tú nunca había dado tanto dinero por una muchachita como ella, era la más rebelde de todas las vírgenes que ofrecimos.—Dice ella acomodando su escote, dejando ver sus postizas uñas de color rojo; al gusto exagerado de sus tacones oscuros y su labial mate que se deriva de una especie materialista de mujer, se puede decir que su parada imponente calcula los miles que le puede sacar a cualquier falta de cariño.

—Pues te ganaste el mejor cliente, Rafina.—Él sin gestuar y con frialdad la mira directamente, borrando toda sonrisa coqueta de ella.

—Espero no sea la última mercancía que me compres o puedes seguir solicitando mis servicios.—Ladea una sonrisa, con una leve mordida de labios como el fiel significado de deseo pervertido.

—Tienes prohibido acercarte a mí, a ella o alguna de tus putas acercarse a esa mujer.—Sus ojos se tornaron amenazantes y su rudeza se retractó apretando las mejillas de la mujer fuertemente.

—¡Qué haces!—Ella grita intentando zafarse de la fuerza de él.

—Espero te quede claro, ¡no me puedes llamar!, tú solo sigue mis órdenes.—La suelta y sonríe muy complacido de verla sufrir.

—Como gustes, no te voy a desafiar.— Ella responde asustada y respirando aceleradamente, su rostro pálido y esos ojos de espanto han presenciado el desquiciado que puede llegar a ser.

—Un placer hacer negocios contigo.— Carcajea, detiene sus expresiva y atractiva mirada hacia lo que puede ver como su trofeo.

—Yo la llevo.—Solicita a su guardaespaldas, éste la deja caer en sus brazos.

En sus brazos lleva la agitada historia de una joven esclava de la sociedad insesible; el contempla su físico con orgullo entre sus enormes y fuertes brazos, se abre pasó a una desmedida obsesión sin parar de mirarla dormida en él.
—Nunca te dejaré...—Susurra al acomodarla en el interior de una costosa camioneta negra.

********************************

Hola a todos, he decidido escribir una fascinante y emocionante historia, espero que les guste, cada día trataré de subir un capítulo, cuento con sus votos y me dejan sus comentarios.

ALLFAYET, LA OBSESIÓN Where stories live. Discover now