Capítulo 7

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" Los monstruos viven en apariencias sobrias, hasta que los hieren

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" Los monstruos viven en apariencias sobrias, hasta que los hieren."

Cenk

De una limusina oscura se abre rápidamente la puerta frente a la aislada mansión; la alerta por parte de Jenny parece desatar un caos en Cenk. Su grotesca voz aguarda la petición a todos sus escoltas de buscar hasta por debajo de las piedras a Allfayet, de entrada al salón principal de la mansión se encuentra con Jenny, gestuando en negación por no haber cuidado de lo que él le pidió.

—¿Puedes escucharme?— Con voz temblorosa suplica Jenny.

—¡Tu deber era cuidar de ella!, ¿¡dónde estabas cuando la dejaste sola!?—Cenk pierde el tacto al hablarle a Jenny golpeando la pared.

—Yo estaba cerca, ella estaba con... Alan—Jenny pone los ojos como platos, Cenk alza una ceja, se detiene callandola con un irritante suspirar.

—¡Encargate de dos cosas!, de Allfayet mientras no esté yo, asegurate de que Alan no se acerque tanto a ella, ¡es una orden!—Ella gestua aceptando sin dar cara al exigente Cenk.

—Cenk, ¡aguarda tranquilidad!, ella aparecerá.—Ésta le da voz de aliento, él simplemente se marcha.

Su furia rompe con una cerámica a su paso, se dirige hacia las escaleras. Sobrepasa rápidamente los pasillos ocultos, es un área totalmente desolada de la mansión, en donde ni los rayos de luz penetran,es un vórtice que absorbe energía de todo aquél que invada la soledad de esa área en la mansión. Las venas de sus brazos parecen acrecentarse , su ruda voz parece el sonido de los truenos en la peor tormenta, corre por los pasillos como si fuera a cazar una presa... sus ojos se tornaron de azules a negros.

—¡Allfayet!—Grita, rasgando su camisa para luego romper con sus fuertes puños un montón de adornos sobre el estante de su habitación.

Cierra la puerta de un solo golpe, detrás de ese obstáculo sus gritos son cada vez más fuertes, golpes y más golpes estremecen las paredes de los pasillos lejanos. ¿Qué estará ocurriendo detrás de las paredes prohibidas?
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Allfayet

El choque del aire contra su cara juguetea con sus cabellos; agitada de correr decide detenerse percatandose en que no hay una salida, todos los pasillos se conectan entre sí; esculpido de somnolencia en los reflejos intranquilos del arte bizarro , paredes de espejos y esquinas con marcas de aruñadas, salones inmensos cerrados, cada vez más oscuros. Sin duda la abundancia de marcas sobre las paredes deja una melodía psicótica desafortunada, entre seguir caminando hacia adelante o regresar, no tan cuerda la idea de regresar es volver al mismo sitio perdida.

La calor comienza agobiarla, inmediatamente direcciona sus sentidos en alerta al sonido de una puerta abriendose; mira hacia todas partes para encontrar una salida en los pasillos, otro ruido captura en un parpadear la consternación en ella.

—Qué es esto...—Susurra a pasos lentos sobre el borde de las entradas selladas del lado derecho, una línea de líquido negro recorre al ritmo de su curiosidad, desprendiendo un olor a sangre. El efímero ambiente cambia y se escucha un gemido a lo lejos.

—Allfayet...—Un murmullo acelera los latidos de su corazón, se voltea al buscar con los ojos a quién ha pronunciado su nombre. Un silvido concuerda a los más bajos placeres del suspenso; con poca valentía retrocede para buscar algo con qué defenderse, a un costado de una puerta hay un gabinete caoba, ella acelera el paso a abrir las pequeñas puertas del mismo. El temblar de sus manos consuela el tono carmesí de sus mejillas, la resequedad de sus gruesos labios atribuyen a la extraña temperatura de su cuerpo en estados de nerviosos.

Husmeando en los compartimientos que posee el mueble, estornuda al escabullirse un polvorín ; dentro de muchos recibientes plásticos una caja blanca de madera inunda su atmósfera con un olor nauseabundo, abre con fuerzas la cajita y...

—Dios...—Deja caer de sus manos la caja, descubriendo un listón rojo que usaba en su adolescencia.

El entendimiento se ve cerrado hacia quién es Cenk; tapa su boca para callar el llanto que estremece el recuerdo de cada cosa, así parezca un detalle en minoría ...

está descubriendo que en cada rincón simplemente ella es la clave de su situación actual o quizás aún peor, de un secreto.

—¡Dime que quieres de mí!, ¡en dónde sea que estés!, ¡dímelo!—Arranca de la fachada del mueble una varilla platina, algo oxidada, acomoda sus manos entrelazadas sobre el objeto.

—¡Vamos deja de jugar a ser el bueno!—Golpea con la varilla en proesa provocativa sobre las puertas de los salones.

—¡Maldito Cenk!, ¿qué quieres?—Unas pisadas en la cúpula de la mansión se hacen notar, observa celosamente a lo que es absurdo escuchar pasos en arriba.

—¿Qué carajos está sucediendo?—Del fondo oscuro, en lo más recóndito del aislado lugar unas pisadas muy lentas parecen acechar a la temerosa Allfayet; su amparo retrocedía con las manos sudorosas y al paso que iba, eso... se acercaba sin dejar ver su apariencia.

—¡Ayuda!—Grita y como si se tratará de una muerte inminente corre, su corazón lleva a mil los latidos,pero eso va sin detenerse tras ella.

—¡Ayuda!, ¡por favor!—Suplica mientras eleva su paso,sin hallar respuestas.

Un tropiezo la lleva a caer hacia unos tres escalones de una división, su rostro impacta con el piso, negando fuerzas para ver es eso que la seguía ; su visión se adueñó de sombras y sus capacidad de oír se volvió tormentosa, pero si sentía como una presencia indescriptible tomaba sus piernas, envolviendo unas manos muy rudas, supuso que eran las de una persona, pero son frías, la apretaba como una cosa inútil y a arrastres la lleva inconsistente e inmóvil.

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ALLFAYET, LA OBSESIÓN Where stories live. Discover now