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Maratón 1/5

Agradecí infinitamente a mi profesora de literatura el haber dejado mucha tarea para el fin de semana. Así tendría todo mi tiempo ocupado. Lejos de mis torturosos pensamientos sobre Joel.
Había llamado a Patricia, para disculparme por no poder ir.
En cierto modo, no mentía, mi tarea era una pila interminable de libros para leer y ensayos por terminar.

Cuando llego el lunes, ni siquiera tuve la decencia de mirarme al espejo. Me da vergüenza decirlo pero, ni siquiera pase por la ducha aquella mañana. Simplemente me cambie de ropa, lavé mis dientes y mi cara, y trate de arreglar mi alborotado cabello.

Al llegar a la escuela, me encamine por el estacionamiento hasta la entrada del edificio principal. Mi clase de literatura comenzaría en escasos diez minutos.

Una figura alta se encontraba de piel frente a la puerta de mi salón pero no le di importancia hasta que se interpuso entre la puerta y yo.
Alce la vista y pude ver a Ivan Lam parado frente a mi.

—Hola.—dijo nerviosamente.

Yo mire a todos lados intentado encontrar una excusa para apartarme de el pero fue en vano.

—¿Ivan, cierto?—inquiri intentando poner mi mejor cara. El sonrió tímidamente y asintió.
Intente devolverle la sonrisa pero estaba seguro de que mi expresión había sido mas parecía a una mueca que a una sonrisa.

—Si. Oye, ¿tienes un segundo?.

—suspire pesadamente. —Claro.

No tenia opción. Tendría que escuchar lo que tenia que decirme así que me cruce de brazos y camine unos pasos por el pasillo para apartarnos de las miradas curiosas de mis compañeros de clase.

—No sabia que estudiabas aquí.—dijo intentando romper el hielo.

—Es un campo muy grande.—le corte tajante, quería que fuera al grano.

Se removió incomodo intercambiando el peso de su cuerpo en un pie y otro. Me miró a los ojos y preguntó.—¿Desde cuando conoces a Joel?.

—No mucho.—admiti intentando no decir mucho.

Ivan se paso una mano por su cabello perfectamente alineado.

—Escucha, Joel era mi mejor amigo, ¿si?—comenzó—despues del accidente el no volvió a hablarme. Estoy preocupado por el, lo extraño, ¡Maldita sea!, ¡Era mi mejor amigo!.

Mi corazón se estrujó al verle tan afectado pero no quise demostrarlo.

—¿Y a que viene con todo esto?, ¿Que tiene que ver conmigo?

Ivan me miro unos segundos antes de hablar.—Esperaba que pudieras hacer que quisiera verme, ¡Es decir!, que me reciba.—se sonrojo—El parece escucharte..., por imposible que parezca, aquel idiota llamado Joel, te escucha. Lograste sacarlo de su casa, yo quiero a mi mejor amigo de vuelta.

Alcé amabas cejas con incredulidad.
No esperaba esto. Suspire pesadamente antes de mirarlo y sincerarme con el.

—Escucha Ivan...Me encantaría poder hacer algo por ti, pero me temo que no estoy muy bien parado con Joel. Anoche tuvimos un pequeño...

—Lo se.—me interrumpió.—Puedo notar cuanto le gustas, pero el es fuerte, puede aceptar un desamor. Si no le correspondes el lo entenderá, pero, por favor, ayudame, yo se que...

—¡¿Qué?!—lo interrumpí.

Mi cabeza comenzó a dar vueltas a mil por hora con sus palabras.
¿Que demonios había dicho?, ¿Que yo le gustaba a Joel?, ¡No!, ¡No!, ¡No!, eso era imposible. El me había dicho que no sentía nada, ni sentiría nada por mi.

Fruncio el ceño en confusión y un segundo mas tarde alzo las cejas con entendimiento—¡Mierda!...,¡Hablé de mas!

Mi boca cayó con sorpresa pero antes de pudiese preguntar que era lo que realmente había dicho, el timbre sonó.
Maldije en voz baja mientras Ivan suspiraba aliviado.

—¡Me tengo que ir a clases!, ¡Luego hablamos!

—¡Espera!—grite al verlo alejarse, pero fue inútil. Me dejo con la palabra en la boca.

Justo cuando iba a entrar al salón de clases, mi celular comenzó a sonar.

—¿Diga?— respondí mirando nerviosamente hacia el pasillo, para verificar que ningún profesor se acercará.

—¡Erick!, ¡Dios mío!, ¡No sabia a quien llamarle!, ¡Estoy desesperada!—la voz entrecortada terriblemente familiar llegó desde el otro lado del teléfono.

—¿Lissa?—pregunte incrédulo.

—¡Joel tuvo un accidente!, ¡Cayó de las escaleras!, ¡Esta inconsciente!—su voz se corto y los sollozos no dejaban de invadir el sonido del teléfono— ¡Mi mamá no responde al celular!, ¡Ya llamé a la ambulancia!, ¿¡Q-Qué hago!?

Mi corazón comenzó a golpear con fuerza contra mis costillas. Estaba aterrado, las lágrimas me escocian los ojos, mi cuerpo temblaba de pies a cabeza y quise correr hasta la casa de Joel para asegurarme de que estuviera bien.

—¡T-Tranquila, Lissa!, ¡P-Por favor intenta llamar de nuevo a tu mamá!, ¡Voy para allá!, llámame en caso de que lleven a Joel al hospital y allá te alcanzo.—tartamudeé mientras me abría paso a empujones entre los alumnos para llegar a la salida de la Universidad. Tenia que verlo. Tenia que asegurarme que estuviese bien.

Blindly »joerickWhere stories live. Discover now