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subo otro porque quiero y puedo uwUr



—Si...,—susurré—sere tu novio.

Joel me sonrió. Aquella sonrisa radiante apareció en sus labios carnosos. Sus hoyuelos se dibujaban en sus mejillas mientras me mostraba su perfecta y blanca dentadura. Sus labios se apoderaron de los mios en un beso suave y lento. Su lengua invadía mi boca con timidez mientras yo enredaba mis manís en sus rulos, despeinandolos un poco.

Rió contra mis labios, cuando tire con un poco de fuerza su cabello rizado.—¿Te estas vengando, acaso?

Frunci el ceño sin entender.—¿Por qué habría de vengarme?

—Por haberte hecho creer que no sentía nada por ti.

—¡Oye!, ¡Es cierto!—dije en un susurro imprimiendo todo el coraje que sentía en ese momento.—¡¿Por qué demonios me hiciste algo tan cruel?!—demande.

Joel suspiró. —Vamos a sentarnos al sillón que el suelo esta helado y hablamos, ¿si?

Asentí mientras me ponía de pie. El entrelazó sus dedos con los mios y se sintió tan perfecto. No podía imaginar otro lugar en donde mis dedos embonaran tan bien. Era como si mi pequeña mano, estuviese hecha para caber en su gran mano. Nos dirigí al sillón y me senté junto a el, mientras otro rayo me hacia saltar del susto.
Joel rió en voz baja y yo le solté un pequeño golpe en sus manos por reírse de mi.

—¡Ouch!—chillo con una sonrisa mientras se sobaba el dorso de la mano. Justo donde yo lo había golpeado.

Una sonrisa se escapo de mis labios, cuando el me atrajo hacia su cuerpo en un cálido abrazo. Era increíble la forma en la que su cuerpo cubría el mio. Era tan tranquilizante y fascinante sentir el calor de su cuerpo, su aroma, la presión de sus brazos. Difícilmente podría acostumbrarme a esta sensación de plenitud que experimentaba cuando estaba entre sus brazos.

—¿Por qué?—inquirí. El sabía que me refería a aquella noche en el café cuando me había dicho que no sentía, ni sentiría nada por mi, nunca.
El beso mi cabello mientras pensaba unos minutos.

—Creo que mereces algo mejor que yo.—comenzó.—Eres tan increíblemente perfecto que no creo ser lo que tu mereces.

Frunci el ceño. Estaba tan lejos de ser perfecto; estaba casi seguro de que, si Joel hubiera podido verme alguna vez, jamás se habría fijado en mi.

—No digas eso.—murmure acariciando con mi mano su mejilla.—; estoy años luz de ser perfecto. Estoy seguro de que ni siquiera soy tu tipo de chico..., físicamente, quiero decir.

Joel comenzó a negar con fuerza.—Nadie habla del plano físico. En este momento no podría importarme menos la manera en la que luzco, o en la que luces tu..., Pero entonces, recuerdo al imbécil que fui hace un año y, caigo en cuenta de que no te merezco. Hice cosas de las que no estoy absolutamente nada orgulloso. Cosas de las que ni siquiera puedo hablar, porque siento que si las digo, vas a salir huyendo de mi. No quiero que te alejes de mi vida. No quiero perderte y sin embargo quiero salvarte de mi.

Parecía tan atormentado, que no fui capaz de articular una sola palabra. Solo acaricie su cabello cariñosamente intentando aliviar un poco del dolor que sentía. ¿Que podía ser tan grave?, ¿Que había hechó antes para que creyera que es una mala persona?

—No me importa lo que hiciste o, quien fuiste alguna vez.—dije con la voz ronca— Lo único que me importa, es quien eres ahora y lo que siento por ti. Por este Joel que me hace sonreír como bobo todo el día con sus bromas estúpidas; no por aquel al que ni siquiera conocí.

Una sonrisa tiro de las comisuras de sus labios mientas se acercaba a mi. Sus labios presionaron pequeños y cálidos besos por todo mi rostro y cuando llegó a la comisura de mi boca, dejo uno particularmente largo.
Sonreí mientras lo atraía hacia mi y lo besaba en los labios con fuerza.

—Te...Quie...Ro—dijo entre besos y yo reí contra sus labios.

—Te...Quie...Ro—dije también entre besos.

Una sonrisa tiro de sus labios y me tiro sobre mi espalda, sobre el sofá. Su cuerpo estaba sobre el mio, pero la presión era extrañamente cómoda. Las sonrisas se fueron, y me beso largo y profundo. No me toco para nada, solo me beso largo y tendido durante mucho tiempo. Mis labios ardían por la fricción desesperada de los suyos, pero no me importo.

Eran casi las cinco de la mañana cuando la tormenta cesó y Joel me obligo a ir a dormir un poco.

La luz me dio de lleno en la cara y me removí incómodo, quería dormir mas. Me sentía agotado por completo. Entonces, recordé mi noche anterior y quise saltar de la cama inmediatamente para volver a ver su rostro. Lissa no se encontraba ya en el tendido así que salí de la habitación precipitadamente directo a la cocina.
Lissa y Joel estaban sentando uno frente al otro en el desayunador y me sonroje sólo de verlo. Sentía que mi corazón se había saltado un latido, y sonreí al ver como su habitación se fijaba en mi dirección, sus ojos estaban fijos en la nada, mientras iba percibiendo mi aroma.

—Buenos días, Erick—dijo con su preciosa voz ronca.

—B-Buenos días—tartamudeé tratando de alizar mi alborotado cabello.

Lissa me miro con el ceño fruncido.—¿Estas bien?—pregunto mirándome fijamente.

Esta seguro de que había notado el rubor en mis mejillas.

—Creo que voy a enfermarme—me limite a decir.

—Si. Te ves colorado.—dijo Lissa sirviéndose un tazón de cereal.—Mamá salio hace unos minutos, dijo que volviendo te llevaría a casa.

—G-Gracias—dije—¿Qué horas son?

—Las ocho y media—dijo Joel. Había dormido apenas tres horas y gemí para mis adentros. Pude notar una sonrisa en la comisura de sus labios mientras de llevaba la taza con café caliente a su boca. Tenia un aspecto cansado pero se veía condenadamente feliz.

Lissa me sirvió una taza de café y agradecí mientras tomaba un sorbo del contenido. Me deslice en el asiento junto a Joel, y pegue un brinco al sentir su grande mano sobre mi rodilla.
Rió por lo bajo mientras acariciaba mi rodilla cubierta por el delgado material del pijama con sus dedos. Me puse de pie mientras me servía una tostada y ponía un poco de mermelada de durazno sobre ella. Me senté de nuevo en la mesa y Joel volvió a poner su mano sobre mi rodilla en un gesto cariñoso.

—Y bueno, ¿Planean hacer como que no se besuquearon en el sillón anoche?—preguntó Lissa en un tono casual.

Comencé a toser enérgicamente mientras me ponía rojo de la vergüenza. Joel apretó su mano contra mi rodilla. Todo el color se había ido de su rostro.

“Mierda”, pensé.

Blindly »joerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora