Casados Por La Mañana [KyuMin] Libro 4

Capitulo 27

Citarse con Victoria Darvin al día siguiente era lo último que quería hacer Kyuhyun. Sin embargo, tenía curiosidad acerca de por qué ella quería verlo. La dirección que Donghae le había dado era de una residencia de Mayfair en South Audley Street, no lejos de la mansión que arrendó.

Era una casa con estilo georgiano, de ladrillo rojo con el frente blanco, con un frontón blanco con cuatro columnas esbeltas. Kyuhyun le gustaba inmensamente Mayfair, no tanto por su reputación de moda como el hecho de que una vez había sido considerado un lugar obsceno y desordenado a principios del siglo XVIII por el Gran Jurado de Westminster. Había sido condenado por sus prácticas de juegos, obras de teatro obscenas, boxeo y de los animales de carnada, y todos los vicios asistidos por la delincuencia y la prostitución.

En los posteriores cien años se había aburguesado gradualmente hasta que John Nash había sellado su respetabilidad al construir Regent Street y Regent's Park. Para Kyuhyun, sin embargo, Mayfair siempre sería una dama respetable con un pasado turbio.

Al llegar a la residencia, Kyuhyun encontró yendo de una sala de recepción de vistas a un jardín de dos niveles. Victoria Darvin y la Condesa Ramsay estaban presentes y le dieron la bienvenida con gusto. Todos se quedaron allí e hicieron la charla obligatoria, preguntando por la salud de su familia, la suya, el clima y otros temas seguros y corteses par comenzar las conversaciones. Kyuhyun tuvo la impresión que las dos mujeres no tenían noticias nuevas desde el baile en Hampshire, la condesa era una viuda locuaz y Victoria Darvin era una belleza egocéntrica.

Un cuarto de hora pasó... media hora. Kyuhyun empezó a preguntarse si alguna vez descubriría por qué había sido llamado.

—¡Dios mío! —la condesa finalmente exclamó: —Me había olvidado totalmente que tenía la intención de consultar con el cocinero acerca de la cena. Perdón, tengo que ir a ver. —Se puso de pie y Kyuhyun automáticamente se puso de pie también.

—Tal vez debería irme también. —dijo, agradecido por la oportunidad de escapar.

—Quédese, Señor. —dijo Victoria en voz baja.

Una mirada se intercambió entre Victoria y la condesa antes de que ésta saliera de la habitación. Reconociendo el pretexto obvio que los dejara solos, Kyuhyun se sentó de nuevo en la silla. Levantó una ceja mientras miraba a Victoria.

—Así que hay un punto en esto.

—Hay un punto. —confirmó Victoria.

Ella era hermosa, su brillante cabello oscuro lacio, con los ojos exóticos y sorprendentes en su tez de porcelana.

—Quiero discutir un asunto muy personal con usted. Espero poder confiar en su discreción.

—Es posible. —Kyuhyun la miró con un destello de interés.

Hubo un atisbo de incertidumbre, de urgencia, bajo su fachada de provocadora.

—No estoy segura de la mejor manera de empezar. —dijo.

—Ser contundente. —sugirió Kyuhyun. —Las sutilezas generalmente desperdician en mí.

—Me gustaría que presentarte una proposición, Señor, que satisfaga nuestras necesidades mutuas.

—Que intrigante. No era consciente de que teníamos necesidades mutuas.

—Obviamente, la suya es casarse y tener un hijo pronto, antes de morir.

Kyuhyun se sobresaltó ligeramente.

—Yo no había planeado morir en el corto plazo.

—¿Qué pasa con la maldición Ramsay?