Capítulo 12

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M a r t e s   2   d e   M a y o   d e   1 5 6 7

~ Samuel ~

La noche anterior Christopher me había lavado y mandado a cama. Por primera vez en dos meses tuve que dormir solo. A pesar de que la cama era muy pequeña, se me hizo enorme para mí solo. Aunque por otro lado me alegraba de no haber tenido que dormir con Christopher. Haber compartido aquel momento tan íntimo con él en el baño ya había sido demasiado.

Me levanté como cualquier otro día y fui a la cocina a preparar el desayuno. Me pregunté si me encontraría a Alastair allí, no sabía cómo reaccionar, aún le tenía rencor por la traición. Lo que más rabia me daba era que todavía quería servirle y estar a su lado. A pesar de todo, era leal a él. Lo echaba de menos y no me gustaba servir a Christopher, pero al menos era amable y protector conmigo.

* Alastair *

Fui a la cocina dejando tras de mí un pequeño y casi invisible rastro de gotas de sangre que se deslizaban desde mis nudillos hasta mis dedos, cayendo al suelo y rompiéndose en miles de minúsculas gotas. Aquello me recordó a mis días cuando tenía 10 años y preferí desaparecer a seguir siendo olvidado por todos, incluso ahora seguía siendo una idea bastante tentadora. Cuando llegué hasta la cocina, y me vio Teresa, vino deprisa hacia a mí y cogió mi mano.

—Mi señor, ¿qué le ha ocurrido? Espere aquí, iré a buscar vendas y algo para desinfectar. —Me senté en una de las sillas de la mesa esperando a que ella volviera mientras intentaba ordenar mis pensamientos, pero poco duró ya que esa mujer volvió muy deprisa. Se sentó a mi lado y con unas pinzas empezó a quitar pequeños trozos de cristal que se habían quedado incrustados en mi piel. —¿Por qué esta vez? ¿Qué has hecho? —Me habló de forma informal ya que cuando se preocupaba por mí olvidaba por completo la clase social.

—No he hecho nada. —No quería hablar, y menos con ella.

Aunque por su expresión ya parecía saber lo que pasó, aún así, no dijo nada y respetó mi silencio. Solo se limitó a curar mi mano herida y nada más, pero en el momento en el que estaba echando el alcohol encima de la herida; después de retirar todos los pequeños cristales, la puerta de la cocina se abrió y vi a la persona que más deseaba no ver jamás. Nuestras miradas se cruzaron por un segundo, pero enseguida la desvíe hacia otro lado frunciendo el ceño. Maldita sea el momento en el que mi herida se volvió a abrir esta mañana. Pero el dolor y el escozor seguían aumentando y era imposible seguir resistiendo mucho más. Si tan solo hubiera ido ayer, y no me hubiera quedado dormido...

—Samuel, sabía que te encontraría aquí. —Esa voz, no podía ser... Mi hermano apareció detrás de él. —Tengo que salir a la ciudad y quiero que vengas conmigo.

~ Samuel ~ 

Nuestras miradas se cruzaron y un escalofrío me atravesó de parte a parte. Amo... Quería tirarme a sus pies, llorarle, suplicarle que volviera a acogerme como esclavo, aceptaría cualquier castigo que quisiera darle. Lo que fuera. Lo quería de vuelta en su vida y solo había pasado un día sin él. Antes de darme cuenta comencé a llorar. Fue entonces cuando Christopher me pidió que lo acompañara.

—Pequeño, ¿estás llorando? —Preguntó el heredero al trono agachándose para ponerse a mi altura. Me miró a los ojos y me secó una lágrima con el pulgar. —¿Qué ha pasado?

No podía decirle que extrañaba a mi amo. Tendría que mentir, aquello que tanto odiaba.

—Yo... He tenido una pesadilla y me he acordado ahora. Me perseguía una bestia y... —Seguí llorando. Christopher me abrazó para que me calmara. Yo rodeé su cuello impulsado por los restos de rencor que sentía hacia Alastair. Recordé mi voz gritando su nombre mientras se llevaba mi virginidad y continué llorando en el hombro del príncipe mayor.

Mi príncipe [ROL PAUSADO]Where stories live. Discover now