[a las facetas de un poetastro.]
ciclo uno;
quemé el desvarío con perfección
acallando sutilmente mi algarabía;
anhelando el opio dulce en defunción
al exterminar de mi ser toda anomalía.
ciclo dos;
versé todos los versos con arte mayor
mutilando ideas en mi vulgar analogía;
tocando fríamente el cáustico escozor
al comprender sin euforia la filosofía.
ciclo tres;
probé el litio translúcido e inmutable
olvidando el roce supra-estético en mi piel;
sintiendo el fortuito placer inexorable
al obliterar la cruda ambivalencia en la hiel.
ciclo cuatro;
hablé de mi fonema con triste eco tardío
escuchando la acústica osada en frenesí;
pensando que nunca cesaría el estío
al ver en el crepúsculo el rubor carmesí.
ciclo cinco;
recorrí mis córneas por todo núcleo frío
indagando enigmas tácitos sin querer;
contemplando el místico espacio vacío
al ahuyentar con putrefacción el éter.
ciclo concurrente;
proclamé naturaleza en la aridez
profanando la psicosis por doquier;
escribiendo de la esencia en escasez
para embriagar la monotonía del ayer...
|retorno : ∅|
perdí el tiempo.
