En manos de un terrorista (historia Sasusaku)

Un frío despertar

*Sakura*

Me costo darme cuenta de que no podía moverme ni ver nada. Estaba en ese estado en el que uno está mas dormido que despierto, pero cuando estuve al 100 conmigo misma de nuevo noté que mis manos detrás de mi cuerpo y mis piernas estaban inmovilizadas con un metal frío, y mis ojos cubiertos con una tela.

"Muy bien ¿Que está pasando?" Pensé tratando de mantener la calma, no quería ponerme histérica, tal vez mi estado se debía a una broma pesada de Ino o incluso Naruto...

Pero no. Ese no era el caso, lo sé porque no los había visto en días (muy ocupada) y dudo que ellos tengan el tiempo para desperdiciarlo en una broma así.

Intente recordar entonces, que había pasado antes de llegar a esta situación... Nada. No recordaba nada que me llevara hasta este punto.

¡Zas! Mis manos comenzaron a sudar y pude sentir incomodidad en el centro de mi pecho, era pánico, me llegó de repente, pánico por la desesperación de no recordar nada.

"Oh no... ¿Qué clase de persona olvida como sucede su primer secuestro?"

Muy bien, ser sarcástica conmigo misma no había ayudado a calmarme. Al contrario, ahora estaba peor, la incomodidad de mi pecho era ahora dolor, me estaba costando respirar y mi corazón latía como loco, por si fuera poco, comencé a hiperventilar, y fue cuando me di cuanta de que no había nada en mi boca que evitará salir el sonido de mi voz.

"Lotería" pensé por un momento, si gritaba por ayuda tal vez la recibiría, y entonces todo estaría bien.

...Tal vez... Oh no, que estúpida, admito que soñar con la libertad me calmó un poco, pero tenía que ser realista, un secuestrador no te dejaba la boca destapada a menos de que fuese a propósito, o... Que te estuvieran observando ¿Estaría alguien frente a mi justo ahora? ¿Le molestaría si hablo ó me levanto? (Hasta ahora he permanecido acostada [en una posición bastante incomoda, de hecho tenía una pierna entumida]). Pensé en preguntar si había alguien ahí, pero que tal si no quiere que hable ¿El simple hecho de abrir mi boca terminaría con una bala en mi pierna?

Eran demasiadas preguntas, que sólo llevaron a que empezara a hiperventilar de nuevo y ahora acompañado con intensos temblores que recorrían todo mi cuerpo.

Fue entonces cuando la escuche, una melodiosa risa, pequeña, pero aun así perceptible y no era de alguien que conociera; no lo sé, tal vez en otra ocasión, quizá si fuéramos amigos esa risita sería de lo más agradable, pero ahora, ahora estaba contra mí, el dueño se estaba burlando de mí, y eso no hizo más que empeorar todo, la risa me recorrió la columna y me dejo una sensación amarga en la boca del estómago, era miedo.

Pude escuchar sus pasos en mi dirección, y pude sentir su cercanía, con las manos más frías que haya sentido, bajó la tela que cubría mis ojos y lo primero que vi fueron los suyos, por un momento, un breve momento juraría que eran de color rojo, pero después se volvieron negros, intensamente negros.

Lo conocía. No en persona, pero sabía quien era él ¿Y quien no? Sasuke Uchiha, el famoso terrorista... Oh no, la cereza del pastel sobre mi desgracia. Me quedé congelada ahí, mirándolo a los ojos, tratando de imaginar como terminaría este desastre, pero no podía, mi mente estaba en blanco, quizá tratando de protegerme a mi misma de mi tortuosa y cruel imaginación.

—Me encanta mirar como reaccionan al despertar— La voz de Sasuke estaba llena de diversión, al igual que sus ojos (que mal) —Me refiero a las personas... Como tú— Me sentó, se acercó a mi oído y lentamente susurró —... Cuando se dan cuenta de que fueron secuestradas...

Su aliento en mi oreja me provocó  escalofríos, y él, él lucía realmente divertido, estaba disfrutando esto. Me miró directamente a los ojos y comenzó a jugar con un mechón de mi cabello.

—Es divertido imaginar como reaccionarán, algunos reaccionan agresivos y otros muertos de miedo— Se detuvo ahí para reír y continuo con risitas aún pegadas a sus palabras —Algunas veces literalmente. Pero, hiperventilar cuando aún no te he hecho nada— Dejó mi cabello en paz y me dió unas palmadas en la cabeza —Te aseguro que no haz sido una decepción, linda, no haz sido una decepción.