El Cartel

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*Sasuke*

Conducía un poco desorientado por las calles que cada vez se veían más y más borrosas, a este paso terminaría chocando con algún automóvil que no alcanzaría a distinguir sino hasta el último minuto ¿pero que más podía hacer? Sólo me quedaba volver a la guarida. Enfócate Sasuke. Resiste. Tan sólo arhhhhg... El dolor en mi abdomen era agonizante.

Detuve el carro unos minutos, solo necesitaba unos minutos para reponerme.

Sin darme cuenta, mis ojos comenzaron a cerrarse y algo más, poco a poco la conciencia sobre mí mismo abandonaba mi cuerpo, no quisiera admitir que estaba muriendo, y tal vez desmayarse unos instantes estaba bien... Tal vez irse y dejar todo atrás, tan sólo por un instante...

Una voz en tono grave me saco de mi letargo venidero, había dicho un par de palabras conformando un nombre que me trajo de nuevo a la vida "Sakura Haruno". Presté atención a todo el anuncio de la radio, y una vez se acabó apague el aparato.

Esto era un problema, aunque no puedo decir que me sorprenda, y de hecho ya se habían tardado. La policía buscaba Sakura.

Antes de secuestrar a la científica pelirrosa la vigile por semanas, no se porqué pero ella tenía una estrecha relación con el cuerpo policíaco de Konoha, era algo complicado al parecer, ya que la forma en la que arreglaban sus asuntos siempre era tan cautelosa y sutil, casi clandestina, siempre cuidando que Sakura no se expusiera mucho públicamente, por eso ahora me sorprende que el anuncio de su desaparición sea tan directo.

Pero está bien, no había porque preocuparme, era imposible que aquellos ineptos la relacionaran conmigo, al menos por ahora.

En lo que sí debía enfocarme era en despertar, estaba cansado, la pelea con Kisame me había dejado una herida profunda, dolía como el infierno y estaba constantemente sangrando, no a grandes chorros o ya habría muerto, pero esto sólo convertía mi tortura en una agonía más larga. Por otro lado, aunque mi pelea con Itachi había sido corta, creo que el muy bastardo me rompió una costilla, así que respirar se había vuelto un martirio. También estaba la cuestión de mis piernas, estaban muy cansadas, apenas me respondían...necesitaba adrenalina o alguna droga que me despertara... a este punto me conformaba con una jodida pastilla de paracetamol.

Este lugar... Sabía como llegar a un pequeño bar-farmacia clandestino, conduje unos 10 minutos más y baje, para llegar a esa clase de lugares siempre había que pasar un laberinto, de ese modo los civiles no llegan por error y la policía no nos encuentra tan fácil.

Trataba de no apoyarme mucho en las paredes, no quería que la gente de aquí viera mi debilidad y menos porque ahora mismo mi relación con los criminales de Konoha no era la mejor, la única manera de salir vivo era seguir inspirando ese terror y respeto que me he sabido ganar.

Abrí la puerta haciendo sonar una irritante campana, que sonido más molesto, sentía que mis oídos iban a estallar.

—Vengo por las manos divinas de un mortal desdichado.

—Enseguida.

La escuálida figura del muchacho desapareció tras una puerta unos segundos para volver a salir e indicarme que entrara.

Este lugar era un bar para todos los criminales, pero su dueño era un doctor que solía servir en el ejército, al perder dos dedos y quemar la mitad de su cara decidió retirarse, ya que no podía más con la crueldad de la guerra, sin embargo su esposa le dejó al considerarlo un cobarde, razón por la que él mismo se apodo "mortal desdichado". En realidad no me agradaba, pero teníamos un acuerdo, yo lo protegía y él me atendía, razón por la que aunque no estuviera en buenos términos con los demás criminales el me recibiría, así como a muchos otros, sólo había que decir "vengo por las manos divinas de un mortal desdichado" era un acuerdo selecto.

En manos de un terrorista (historia Sasusaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora