⟮ las crónicas de alaska ryddle: libro 5 ⟯ siguientes libros disponibles en mi perfil.
Durante los últimos años la vida de Alaska no ha dejado de cambiar y sorprenderla siempre con nueva información o sucesos que le hacen cuestionarse muchas cosas...
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( ☆. 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝑆𝐸𝑉𝐸𝑁 ) 𝚙𝚛𝚘𝚋𝚕𝚎𝚖𝚊𝚜 𝚎𝚗 𝚎𝚕 𝚌𝚊𝚖𝚒𝚗𝚘.
Dentro del pastillo el vestíbulo resplandecía con la luz de las antorchas, y en él resonaban los pasos de los estudiantes que caminaban por el suelo de piedra hacia las puertas que había a la derecha, las cuales conducían al Gran Comedor donde iba a celebrarse el banquete de bienvenida.
El techo negro estaba sin estrellas, idéntico al cielo que podía verse a través de las altas ventanas. Alaska y Harry habían llegado juntos al Gran Comedor, pero el Gryffindor pronto se fue de su lado cuando el profesor Snape entró por la puerta que estaba tras ellos y se dirigió hacia la chica.
—¿Estás avanzando con Potter? —Inquirió el mayor con una ceja enarcada.
—No quiero perder más tiempo.
El profesor asintió. Estaba al tanto de lo difíciles que habían sido los últimos meses para la chica, y que quisiera terminar con esa misión con rapidez era comprensible.
—Hay algo más que debes saber. Algo bueno —Agregó al ver la expresión de Alaska—. Tú y Draco como prefectos de Slytherin tienen un privilegio que las demás casas no tienen. En el pasillo restringido de la sala común se encuentran las habitaciones de los prefectos y premios anuales, cada uno tienen su propia habitación con las implementaciones necesarias para su cargo.
—¿Significa que ya no tengo que compartir habitación con las demás chicas? —Snape afirmó—. Eso es un alivio, menos de que preocuparme. —Comentó, refiriéndose a su marca.
—Infórmale de esto al señor Malfoy. —Le pidió, y sin nada más que agregar se dirigió hacia la mesa de profesores.
Allí había una mujer sentada al lado de Dumbledore que no reconocía de años anteriores. Era rechoncha y bajita, con el cabello pardusco y una espantosa diadema de color rosa que hacía juego con la esponjosa chaqueta de punto del mismo tono que llevaba sobre la túnica.
—¿Quién es "la chica de rosa"? —Preguntó Alaska a sus amigos sentándose junto a ellos en la mesa de Slytherin.
—¿Chica? —Repitió Blaise sin comprender la referencia—. Esa señora debería darse cuenta de que ya no está en edad para vestir de esa forma.
—Trabaja en el Ministerio, para Fudge —Habló Draco a su lado—, la he visto un par de veces allí.
—¿Por qué una trabajadora del Ministro estaría presente en el banquete de bienvenida? —Preguntó Theo con clara confusión.
—Fíjense bien —Les dijo Ann—. ¿No lo notan? Es la única cara desconocida en toda la mesa.
—¿No creerán que...?
—Es la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras.
De pronto las puertas del Gran Comedor se abrieron y por ellas entró una larga fila de alumnos de primero, con pinta de asustados, guiados por la profesora McGonagall que llevaba en las manos un taburete sobre el que reposaba el Sombrero Seleccionador. Los murmullos que llenaban el Gran Comedor fueron apagándose.
