Duele

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Estaba parada delante de la que una vez fue mi casa, digo alguna vez, porque ahora, no era más que un lugar en el que no quería ni pensar. 

Empecé a caminar con paso decidido hacia la puerta, llamé al timbre, esperando a que alguien abriese la puerta, pero nada, así que seguí llamando, puede que no lo hayan escuchado.

-No están -dijo una vecina desde el porche de su casa-, han salido.

-¿Sabe cuándo volverán? 

-No deberían tardar mucho, pero no lo sé.

La señora se me quedó mirando como si tuviese escrito en la cara el acertijo más complejo del mundo y ella tratase de descifrarlo.

-¿Te conozco de algo? -preguntó la mujer.

-No -dije rápidamente agachándome a coger mis cosas.

-¿Quieres qué les diga que has estado aquí?

-No, creo que ha sido una mala idea venir, por favor, no les diga que me ha visto.

Iba a empezar a andar, pero cuando me giré, vi que mi hermano estaba parado frente a mi, mirándome con los ojos abiertos como platos.

-¿Qué haces aquí? -preguntó sin dejar de mirarme.

-¿Sorpresa?-dije levantando las manos y poniendo una mueca de duda.

Sin darme tiempo a reaccionar, él se acercó a mi  me dio un fuerte abrazó al que yo correspondí inmediatamente, echaba de menos esta sensación.

Después de un largo rato, nos separamos.

-¿Qué haces aquí? -preguntó de nuevo.

-He vuelto.

-¿Por qué?

-Diego me dijo que haría daño a Ander si no volvía -dije-, sabe que no quería volver y por eso lo hizo.

Luego de eso, ninguno dijo nada más y entremos en casa, ya dentro le conté todo lo que había pasado durante estos meses y la verdad, no se sorprendió.

-¿Se lo has contado a mamá? -quise saber.

-No.

-¿Por qué? 

-En su momento me dijiste que cuando estuvieses preparada se lo contarías tu misma y cuando te fuiste, creí que algún día volverías y se lo contarías.

-Gracias.

-¿Por qué? -preguntó él.

-Por no dejar de creer en mi -dije-, gracias por creer en mi.

El sonido de una puerta cerrándose me sobresaltó, miré a Alan con preocupación y él me miró del mismo modo, ambos sabíamos que la persona que acababa de entrar en mi casa era nuestra madre.

-Alan -lo llamó-, ¿estás en casa?

En cuanto escuché su voz me puse rígida y sentí como la "valentía" tenía dentro me abandonaba de inmediato.

Me acobardé y me levanté para irme, pero mi hermano me miró con súplica y yo me volví a sentar.

-Si -respondió mi hermano-, estoy en la cocina y... ha venido alguien.

-¿Quién? -sentía su voz cada vez más cerca.

Estaba cada vez más nerviosa, mis sudaban y habían empezado a sudar, coloqué una me mi gran barriga y agarré con la otra a mi hermano, mi madre apareció por la puerta y en cuanto la vi entrar dije:

-Yo.

Sus ojos se abrieron como platos, yo me levanté de nuevo cuando la vi acercarse a mi con los ojos llenos de lágrimas y la recibí con un fuerte abrazo, después de todo no podía ignorar que después de meses sin verla, la echaba muchísimo de menos.

Sus ojos se abrieron como platos, yo me levanté de nuevo cuando la vi acercarse a mi con los ojos llenos de lágrimas y la recibí con un fuerte abrazo, después de todo no podía ignorar que después de meses sin verla, la echaba muchísimo de menos

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No podía decir nada, solo quería abrazarla, estaba feliz, pero esa felicidad duró poco porque en un instante, por la puerta entró mi padrastro y me miró con desprecio

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No podía decir nada, solo quería abrazarla, estaba feliz, pero esa felicidad duró poco porque en un instante, por la puerta entró mi padrastro y me miró con desprecio. Yo solté a mi madre y me coloqué detrás de mi hermano intentando tapar de forma pésima mi vientre.

Aun que me costaba admitirlo, tenía miedo de lo que le pusiese pasar al bebe.

Perfect Disaster (PAUSADA)Where stories live. Discover now