❏ twenty-two: cliche

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Alexandra aún seguía inquieta por lo que Peter le había confesado la noche anterior; estaba preocupada por él y se sentía tan impotente al no poder hacer nada. Su novio le había dicho tantas veces que se calmara, que tenía todo bajo control, pero ni siquiera eso pudo contra su nerviosismo.

Al caminar por los pasillos de la escuela, sintió su estómago revolverse, como si sintiera que algo malo pasaría esa noche. Tragó saliva y respiró hondo para ahuyentar los malos pensamientos y caminó hacia uno de los bloques de casilleros en donde Peter y Ned estaban.

—¡Alex! —Saludó el moreno animadamente, tenía una sonrisa contagiosa en sus labios; que inmediatamente ella lo imitó para luego saludarlo.

—Hey. —Comentó su novio mientras sacaba un par de libros para guardarlos en su mochila. —¿Cómo sigues?

—Bien, yo... —Le dedicó una mirada al mejor amigo del castaño y trató de no sonar tan preocupada como lo estaba. —Ned, te adoro, pero ¿podrías dejarnos solos?

—Sí, yo entiendo. —Asintió con la cabeza para luego hacer ese saludo con Peter tan raro que tenían entre ellos, y se despidió de ella. —¡Los veo en química! —Gritó a lo lejos.

Al perderlo de vista, volvieron su atención el uno al otro.

—No quiero que hagas esto. —Soltó la rubia.

—Alex, si estuvieras en mi lugar harías lo mismo. —Mencionó en tono bajo. —Necesito que las personas estén seguras.

—Pero yo no puedo protegerte a ti. —Murmuró mientras agachaba la vista.

Por su parte habían sido millones de veces en las que había perdido el sueño a causa de él; preguntándose si estaba bien, si regresaría a salvo, si alguien le hacía daño. Siempre sin poder hacer nada más que sentarse a esperar, y eso la frustraba bastante.

El más alto la tomó del mentón, subiendo su rostro en el acto y le dedicó una sonrisa. —Yo fui quien prometió protegerte a ti, Alex, nada malo va a pasarme. —Ella odiaba ese tono, tan seguro de si mismo, como si supiera que cosas hacer exactamente. Lo odiaba, lo hacía porque lograba convencerla a ella también. —Por ahora, deberías estar emocionada por el baile.

La chica soltó una leve risa, tratando de cambiar su humor. —¿Y por qué debería estar emocionada?

—¿Hola? ¡Irás conmigo! —Dijo efusivamente mientras se señalaba a sí mismo. —Eso es un privilegio.

—Tú tienes el privilegio de ser mi novio. —Mencionó de forma burlona.

•  •

La frialdad que emanaba ese lugar era insoportable, él sabía que estaba haciendo mal desde un principio, pero accedió. "No somos los malos Evan, ¿cómo crees que Tony Stark pagó todos sus juguetes?", la voz de su amigo resonaba fuertemente en su cabeza. El simple hecho de pensar que alguna de esas armas le hiciera daño a su familia le helaba la piel.

Se encontraban en una bodega enorme, sólo él y el buitre; estaba completamente vacío salvo por un escritorio con planos y una que otra herramienta sobre el; la fachada obviamente cortesía de la constructora Cooper.

Evan sigilosamente había tomado sus cosas, dirigiéndose hacia donde su mejor amigo estaba y lo encaró. —No pienso involucrarme con esto más. —Habló.

—Querido amigo, creí que ya habíamos tenido esta conversación. —Respondió con una sonrisa fingida.

—¿No lo entiendes cierto? No quiero que mi hija me termine odiando.

IMMORTALS ⇢ PETER PARKER. (EDITANDO)Where stories live. Discover now