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Cece

Algo me decía que esta no era la primera vez que él estaba aquí a esta hora y que por algo Jung me había mandado un mensaje. Sólo era cuestión de suerte que hoy cruzáramos los dos esa maldita puerta y él solo había hecho que el viento soplara a favor.

Mi mente me gritaba que bajara la cabeza saludara en un murmullo, estaba empezando a ponerme nerviosa.

"Déjate llevar".

-La verdad es que hoy tengo la mañana libre y me apetecía pasarme a por un café y a leer un rato... Buenos días a ti también, Jung.

-Entonces te pongo lo de siempre.

Estaba allí parada como una tonta. "Reacciona, joder".

-¡Hola! Ya que Jung no nos va a presentar... Yo soy Cece, encantada.

Me miró unos segundos, sus ojos recorrieron toda mi cara y se iluminaron con lo que pareció una idea. Dio un paso adelante, justo a mi lado, extremadamente cerca, mientras sonreía tímidamente.

- ¿Sabes? Creo que voy a tomar lo mismo que ella. Si es amiga tuya, debe de ser interesante- no había apartado la mirada de mi ni un segundo y había empezando a ser intimidante. Sólo un segundo antes de volver a hablar, su expresión se volvió suave, casi como si estuviera mirando a una persona que conocía desde hace tiempo-. Me encantaría poder conocerte, Cece, ¿me lo permites?

Seguro que él se había dado cuenta de la sonrisa de estúpida que me había salido automáticamente al comprobar que, efectivamente, en la vida real y no sólo como fan service, era un total y absoluto caballero.

Incluso con la tontería encima, conseguí reaccionar a una velocidad que no delatara las ganas que tenía de poder sentarme a charlar con él.

-Claro, estaría genial.


Johnny

Ella era preciosa, mi chica escapista. Ahora podía ponerle un nombre y sonaba tan melódico como su voz.

Cece, realmente bonito.

No me tomó más de unos segundos darme cuenta de que era ella. Era tan segura como parecía en la pista de baile.

Se sentó en la mesa de la esquina, junto a la ventana. Era pequeña, para dos.

Mi cerebro desechó mis planes de empezar aquel libro que había comprado apenas unos días antes en cuanto procesó la oportunidad que había aparecido ante mis ojos.

-Ella... Es como una hermana para mi, ni se te ocurra tocarle un pelo, americano, o te corto las manos. Aquí tienes tu café.

-Te he dicho que iba a tomar lo mismo que ella, Jung.

-Lo sé.


Jung

Podía ver los nervios saliendo de los poros de ambos y yo estaba siendo autoproclamado como 'genio'.

La primera vez que se vieron, hacía poco más de dos semanas, Cece había escapado como una cobarde para no tener contacto con aquel apuesto muchacho y él la había buscado con la mirada como un gilipollas cuando la perdió de vista.

No dudé en acercarme a Johnny cuando aún había gente que pudiera tapar la conversación con el murmullo.

Me presenté y le dije que sabía lo que estaba buscando, si aún estaba interesado en saber más de ella al día siguiente, yo podría ayudar.

Le dejé mi numero de teléfono y, aunque no me había esperado una respuesta tan rápida, el domingo a las nueve de la mañana tenía varios mensajes preguntando cuándo y dónde podíamos quedar.

Estaba realmente interesado, le había llamado la atención. Cece, como la mujer testaruda que es, se había empeñado en rechazar cualquier cosa que alguien dijera sobre él. "No voy a volver a verle, ni si quiera se fijaría en mi" o algo parecido es lo que contestaba.

Johnny y yo nos habíamos hecho amigos en poco tiempo. Me preguntaba por ella todos los días y estaba ansioso por poder conocerla, aunque yo le había dicho que quizá debería esperar un poco más para presentársela. 

Generalmente, por las mañanas cuando ya había pasado la hora punta, no solía haber gente en la cafetería. Aprovechaba para venir a verme aunque fueran diez minutos.

Cuando Brisa me dijo que no tendrían ninguna clase, vi mi oportunidad brillar. Las posibilidades de que él apareciera estaban en el noventa por ciento y Cece vendría para tomar su chute de cafeína diario si le pedía compañía.

Con el mal humor que tendría por levantarse temprano para que después le anularan las clases, muy probablemente vendría sola y la mejor parte sería cuando estuviera a la mitad del café, cuando ya tendía buen humor y ver a Johnny entrar le alegraría más, aunque ella fuera a negarlo seguro.

No tendría vía de escape a una conversación con él en un lugar vacío.

Pensé que el plan se había jodido cuando el chico de los ojos bonitos había entrado casi veinte minutos antes de lo que solía hacerlo, pero ambos reaccionaron a la perfección y en tiempo récord.

Genio, sí, definitivamente.


Cece

¿Cómo lo hice? Ni yo lo entiendo. Ya había estado en esta situación de haber sacado fuerzas de donde pensaba que no las había y seguía sin comprender qué era lo que se alineaba dentro de mi cabeza para reaccionar así. Supongo que permanecería como un secreto.

Me había sentado en mi mesa favorita, la del final del todo. Era para dos y estaba justo en el medio del ventanal más grande. 

En invierno había podido ver la nieve caer sólo una vez y había sido desde aquel sitio. Fue entonces cuando se convirtió en mi favorito. 

-Bueno... al parecer solemos tomar el mismo café, vaya coincidencia, ¿no?- una forma de romper el hielo.

-Si...- incómodo, eso es todo lo que se me venía a la mente-. En realidad no me gusta el café con el que trabajamos, pero sé como es estar solo mientras trabajas y por eso a veces vengo a ver a Jung. 

-Espera... ¿Trabajamos? ¿Tú también trabajas aquí?

-Si, no era mi primera opción, pero a Andy le pareció una buena idea para que pudiera conocer a más gente, no quería que me relacionara sólo con gente de la universidad, ¿sabes?

A partir de ese momento la conversación había fluido. Me preguntó mi nacionalidad, cómo había sido el tiempo de adaptación a un continente nuevo y me contó su propia experiencia. 

Claramente yo ya sabía la mitad de la información que me estaba dando pero como siempre le había dicho a Brisa: "Si tan sólo pudiera escuchar su voz en persona, probablemente no querría tener que percibir ninguno de los demás sonidos de fondo que hubiera". 

No me hizo falta ignorar el ruido de fondo, mi cerebro estaba tan centrado en la voz de aquel hombre que había dejado de escuchar el jazz ambiental que Jung nos había puesto unos minutos atrás.


Wait... I know you! -NCT JohnnyWhere stories live. Discover now