Capítulo 12 ➸ [Narrado]

460 66 4
                                    

Celos.

Paulo estaba sentado en el sillón esperando que su compañero llegara, sentía cierto dolor en su pierna pero la recuperación iba progresando de a poco. No veía la hora de volver a las canchas, porque aunque hayan pasado sólo un par de días sentía esa necesidad de tener la pelota en sus pies, de entrenar junto a sus compañeros y principalmente de ponerse la camiseta y salir a dar lo mejor de sí los 90 minutos.

El timbre sono sacandolo por completo de sus pensamientos. Se levantó como pudo y se dirigió a la puerta, para cuando abrió Gonzalo tenía una cara de bastante mal humor, podía reconocer que era así con sólo mirarlo. Ya lo conocía lo suficiente como para darse cuenta que no estaba bien como el afirmaba.

— ¿Qué es esa carita, gordo?

— La misma de siempre. Traje pizza, sabía que no ibas a cocinar. — dijo dirigiéndose a la cocina.

— ¿Y qué onda con los celos? ¿Ya se te pasaron? — pregunto con una media sonrisa en sus labios, sin embargo no encontró respuestas del otro lado.

Al principio todo era un silencio incómodo, estaba claro que a Gonzalo algo le pasaba, igual de claro como el hecho de que pretendía guardarselo y no contarle nada a su amigo, pero con el tiempo fue soltandose, dejando de lado ese enojo absurdo y concentrándose en pasar un buen momento junto a Paulo, quien ya tenía suficiente con su lesión.

Jugaron a la play entre varias cargadas de uno al otro, era típico en ellos esa relación de diversión en la que no podían evitar reírse hasta de lo más mínimo.

Paulo se levantó a buscar el helado del frezzer, al menos en eso si había pensado al invitar a Gonzalo, incluso había sacrificado uno de sus gustos favoritos por los del más alto.

— Pone Netflix.

— ¿Qué? — pregunta desconcertado.

— Helado y Netflix la mejor combinación, dale. — insiste.

— Helado, Netflix y yo querrás decir. — dice bromeando mientras hace lo pedido y se sienta junto a él.

— Si, si, como sea. — dice restandole importancia a aquel comentario.

Paulo pone una película cualquiera, parece ser de acción pero al pasar el tiempo es notable que de acción no tiene ni el título. No dijo nada porque Gonzalo parecía entretenido entre el helado y la película. Sin embargo, no pasa mucho tiempo hasta que nota como sus ojos comienzan a hacer un esfuerzo por no cerrarse. Y debe admitir, también está luchando contra el sueño. Se propone a hacer algo más divertido que ver una pelicula aburrida pero para cuando su vista se vuelve al más alto este ya esta dormido. Quitó lo poco que quedaba de helado de sus manos para dejarlo en una mesa y repetir su acción.

Y sin saber como, despertó apoyado en las piernas de su compañero, entendiendo el por qué de su incomodidad y dolor de cuello. No le pareció extraño. Lo extraño era que el dedo de Gonzalo se encontrara en su mejilla haciendo una tierna caricia. Levanto su vista lentamente y pudo observar como su amigo tenía los ojos cerrados y una media sonrisa en sus labios. Se levantó despacio, Higuain corrió bruscamente su mano con un nerviosismo que lo dejaba en evidencia.

— Me duele el cuello, creo que crecí 90 años en una noche. — dice Paulo tratando  de destensar la situación. — Me debes unos masajes.

— ¿Y eso por qué? Vos pusiste la película de mierda.

— Bueno pero... — se toma su tiempo en encontrar una excusa hasta que encuentra la correcta, no para que le haga masajes pero si para hablar de cierto tema que lo tenía pensando demasiado últimamente. — vos abusaste de mi belleza y me besaste en la joda que hizo mi hermana.

Es notorio como el rostro de Gonzalo cambia completamente, sus mirada baja al piso y sus manos comienzan a jugar entre ellas nerviosas.

— Estaba en pedo. — es todo lo que puede decir.

— ¿Sentiste algo?

— ¿Q-qué? Te estoy diciendo que estaba en pedo. — repite.

— Que yo sepa el alcohol no te impide sentir cosas... — y sin pensarlo demasiado se acerca a sus labios, dejando entre ellos una distancia mínima. Sus respiraciones se chocan y sus mejillas comienzan a arder.

— ¿Vos sentiste algo? — pregunta dudoso haciendo un esfuerzo por no besarlo.

— Yo pregunte primero.

— No me acuerdo que sentí.

— Te puedo hacer acordar. — dice y toma su rostro entre sus manos, de a poco se sigue acercando, sólo queda un mínimo de espacio, pueden ambos sentir un leve roce.
Gonzalo es quien decide profundizar aquello, nota como Paulo accede y de a poco sus bocas comienzan a trabajar, sus lenguas se abren paso pareciendo encajar a la perfección. Cierto calor inusual recorre sus cuerpos, haciendo imposible el hecho de comenzar a tocarse. Gonzalo lo toma de las caderas incentivandolo a sentar encima suyo, Paulo hace caso y comienza de a poco a introducir sus manos por debajo de la remera de su amigo, no tarda mucho en quitarsela y repetir la acción con la suya propia.

El timbre suena haciéndolos detenerse. Se miran a los ojos y sus mejillas se tornan rojas otra vez. El dueño de la casa se coloca su camiseta y se dirige a la puerta, sin embargo, Gonzalo no hace lo mismo. Esta anonadado, embobado, no logra entrar en razón y siquiera se esfuerza por colocarse la camiseta o dejar de observar a su compañero.

Ve como Oriana ingresa a la casa y sale de aquel trance en el que estaba. Su rostro se transforma nuevamente a uno de total seriedad. Ella lo saluda desde lejos, probablemente sorprendida de verlo sin camiseta, Gonzalo sólo levanta su mano derecha en señal de saludo para luego terminar de vestirse.

Oriana toma algo que parece ser una campera, la cual probablemente habría olvidado el día anterior. Nota como intenta saludar a Paulo con un beso en los labios pero él rápidamente corre su cara imposibilitando aquella acción. Sonríe levemente sin saber porque ese mínimo momento lo alegraba significativamente. No tarda mucho en volver su cara de enojo, la misma que cuando se enteró que Oriana estaría con Paulo o la misma que tuvo al ver los comentarios de la mujer en las fotos del delantero.

— ¿Celos? — pregunta, con una sonrisa triunfante en sus labios.

— Nunca.

— Mmh, no parece. — dice divertido mientras se acerca nuevamente al sillón — parece que te da celos que a más de uno le guste este sexy cuerpito — bromea mientras pasa una mano por su pecho.

— No me interesa quien guste de vos.

— A mi si me interesa ¿Vos gustas de mi? — pregunto al ya estar a su lado, con un espacio mínimo entre ambos.

— ¿En qué idioma querés que te lo diga? Me parece bastante obvia la respuesta. — contesta dejando ver su claro enojo.

— ¿Por qué te enojas? Sólo vino a buscar una campera.

— Porque me molesta. — admitió.

— ¿Qué te molesta tanto?

— Que estés con ella.

— No estoy con ella, estoy con vos gordo. — sonríe.

— No joyita, estas con ella.

Acto seguido se levanta de donde estaba y se retira. No pretende seguir discutiendo sobre sus estúpidos celos.






Instagram || Dybuain "Time"Where stories live. Discover now