¿Cómo os conocisteis? Isaac L.

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____ caminaba a grandes zancadas por el duro cemento de la acera. Todo estaba oscuro, pero la luz de la grande luna llena alumbraba lo suficiente para que ella siguiera su camino sin molestarse siquiera en pensar que se podría comer el suelo en cualquier momento ya que era muy torpe. Con la mano derecha cogía la correa de su mochila negra, que iba colgada sobre su mismo hombro. Los libros de esta pesaban bastante, y sabiendo que aún le quedaban quince minutos por llegar a casa, llegaría con alguna contractura. Se maldecía por haber estado hasta tan tarde en la biblioteca, pero le hacía mucha falta repasar para el examen que se hacía dos días después de biología avanzada de los primeros cuatro temas. No lo llevaba mal, así que por suerte no necesitaba quedarse más días.

Se metió entre los callejones más oscuros para atajar un poco. Los aullidos de los lobos que escuchaba en el bosque al lado de la carretera principal la desconcertaron, en California no habían lobos, y mucho menos en Beacon Hills. Ella era una chica de ciencias, es decir, que para todo hay una explicación, pero no dejaba de lado ciertas teorías que le contaba su abuela y prefirió seguir su camino calles adentro. Levantó la guardia porque podría ser acosada, raptada o violada, pero afortunadamente no se escuchaba ni un sólo grillo.

Cuando quedaba menos para llegar a su hogar dónde su padre la esperaba con la cena en la mesa, empezó a escuchar unos llantos al final de la calle. Se paró en seco confundida, tenía que girar a la derecha para llegar con su padre, pero más adelante había una voz ronca y aterciopelada que lloraba desconsoladamente. Miles de cosas pasaron por su cabeza. Podría ser una trampa, aunque no tuviera enemigos, pero también podría ser alguien que realmente necesitara consuelo, aunque fuera de una desconocida. Decidió seguir su camino, pero cuando dió un paso hacia la derecha sintió un pinchazo en el corazón que no le permitía avanzar más. El sentimiento de ayudar a la gente hacía que se le revolviera el estómago si no ayudaba a aquel chico, así que se decantó por ir a la esquina dónde se encontraba.

Se adentró en la oscuridad absoluta de la noche, y achinó los ojos para poder ver mejor y localizarlo. Lo encontró sentado en una esquina, con la cabeza enterrada en sus rodillas.

Se arrodilló enfrente de él manteniendo las distancias para no incomodarlo o asustarlo.

- Ey - musitó con tono suave.

El chico levantó la mirada lentamente y ____ notó un frío recorrer su espina dorsal. El joven clavó sus ojos azul eléctrico en la cara de ella, y rápidamente se sintió intimidada.

- ¿Qué haces aquí? - el chico sonó asustado. Retrocedió hasta chocar con la pared y por eso ____ decidió no acercarse más.

- Me llamo... - empezó pero al segundo fue interrumpida por el rizado.

- ____, ____ Miller.

La chica lo miró un tanto impresionada.

- Vamos juntos en clase de historia - prosiguió el chico con las mejillas ligeramente rojas. No quería parecer un acosador ni nada por el estilo, pero debía admitir que se había fijado en ella varias veces.

- Oh, claro - soltó la chica - Se quien eres, Issam.

El supuesto Issam rió con ganas aunque tuviera el rostro lleno de lágrimas.

- Isaac - corrigió él y ahora fue la chica quien se puso colorada - Isaac Lahey.

- Eso quería decir yo - dijo evitando la mirada divertida de Isaac - ¿Dónde están las farolas? - cambió de tema y miró hacia arriba para toparse con una farola justamente encima de ellos, pero que no funcionaba. Se levantó del suelo y empezó a zarandeara.

- Asi no vas a conseguir que se encienda - le recriminó el moreno.

- Shh - lo mandó a callar mientras se desesperaba cada vez más. ____ era una chica muy imaciente - ¡Joder! - exasperada, le pegó una patada y para la sorpresa de ambos esta se encendió, proporcionando un foco de luz anaranjada al ambiente.

La chica se volvió a sentar con una expresión de triunfo en su cara para restregarle lo que había hecho a Isaac.

- Un golpe de suerte - dijo este.

- Si, si, lo que tú digas Ismael.

- Isaac - volvió a corregirla.

- Eso, no soy muy buena para los nombres - levantó por primera vez la vista a la cara de Isaac desde que tenían luz. Se tapó la boca con las manos para ahogar un grito - ¡Por Dios! ¿Qué ha pasado?

- No es nada - respondió ahora tajante. No tenía ganas de explicarle la pelea con su padre a una chica que acababa de conocer hacía escasos minutos.

- Isaac, no digas eso. Toda tu cara está amoratada - ___ dijo con una voz dulce pero rota. Sinceramente, le dolía verlo así.

- ¿Te lo repito? No es nada - la firmeza de su voz puso la piel de gallina a la chica, pero por mucho que la intimidara no se iba a rendir fácilmente.

Isaac se levantó y se puso recto y firme cómo si fuera un soldado. ___ tubo que levantar la mirada para ver los ojos del chico, ya que le sacaba cómo tres cabezas.

El moreno pasó por su lado cabizbajo, y se dispuso a marchar de ese lugar. Obviamente no iba a ir a su casa, no para que su padre le volviera a pegar por suspender un examen, pero no quería empeorar la situación con aquella chica que de algún modo le había caído bien pero era muy entrometida, aunque lo hacía nada más por ayudar.

Cuando se adentró en la oscuridad del final de la calle, la chica reacciono y corrió hacia él para cojerlo del brazo y voltearlo.

Sólo se escuchaban sus jadeos para retomar el aire, e Isaac esperó a que ella dijera algo.

- Ven conmigo - susurró ella y subió lentamente su mano hacia la cara del chico. Temblorosa, la dejó a pocos centímetros de su mejilla y miró a esos ojos azul para pedirle permiso. Éste los cerró y tubo vía libre para tocarlo.

Posó la palma de la mano en la mejilla y suavemente acarició los hematomas con su dedo pulgar. A Isaac le dolía, pero ese contacto caliente lo calmaba.

Después de unos minutos que a ambos se le pasaron rápido, ___ dejó caer su brazo a su lado, obligando a Isaac a abrir los ojos.

Se miraron mutuamente.

- Yo te curaré - propuso la chica.

- No quiero ser una moles...

- No lo eres - interrumpió - Papá estará encantado de servirle la cena a uno más - sonrió mostrando todos sus dientes y el chico hizo lo mismo. Ella se había ganado su corazón en un tiempo récord, pero para algo existía el amor a primera vista...

Teen wolf preferencesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora